—Quiero que te detengas. —Le pide Edward mientras charlan en su oficina

—No me quieres en tu casa, Papi.— Inquiere en un tono burlón

—Solamente buscas venganza contra Olga y Mariana. Antes nunca me habías llamado padre ni habrías aceptado llevar mi apellido.

—Cambie de opinión, pero no te preocupes no te pondré en medio. Si nunca antes me has defendido no espero que lo hagas ahora. Ni siquiera has hecho algo contra el hombre que me violo.

—No es porque no quiera. Si fuera por mí destruyó a Diego Valencia.

—De eso quiero hablar contigo, necesito tu apoyo para destruirlo.

—¿Qué planeas?

—Eso déjamelo a mí, lo que necesito es que me cedas parte de tus acciones para tener voz y voto en la Junta directiva y tu apoyo para reemplazar a Fernando en la presidencia.

—No te daré nada hasta saber que planeas.

—No quiero hacer nada en contra tuyo, por primera vez en la vida compórtate como un padre y apóyame.

—Está bien

Cuando Belinda salió de la oficina de su padre se percató de que Diego estaba saliendo de la suya, acompañado de uno de los trabajadores.

Al verlo siente un inmenso asco, pero debe aprender a controlarse porque no conviene a sus planes que él la descubra.

Ella aceleró el paso y se adentró en el ascensor, pero esté logro entrar y lo cerró detrás de él tocando el botón para detener el aparato.

—¡Déjame salir!

—Hace mucho tiempo no te veo. —Él la escanea de arriba abajo —Me siguen encantando tus piernas.

—Con solo un grito toda la oficina me escucharía. No deberías meterte con la nueva hija del socio de tu padre.

Él furioso la acorrala contra el ascensor y apoya sus manos arriba de sus hombros —Antes de eso eres mi mujer, mi propiedad. No creas que me he olvidado de ti simplemente te doy tiempo para reflexionar.

—¿Reflexionar sobre qué?

—Sobre nosotros, nuestro futuro juntos. Quiero que vuelvas a ser mía y desistas de tu absurda demanda o al Doctor Martínez, a ese mocoso mudo y a mi primo podrían ocurrirle varios accidentes.

—Aunque mates a mi familia yo nunca volvería contigo solamente aumentaras mi odio hacia ti.

—El amor y el odio son igual de fuertes. Sé que me extrañas en la cama Belinda, nadie te besa y te toca como yo. Nadie te coge como yo.

Ella le pega un puntapié con todas sus fuerzas y logra huir de él, corriendo.

***

Diego se encuentra arriba de la mujer la cual se encuentra boca abajo y con sus muñecas esposadas.

—Belinda, Mi Belinda solamente eres mía. —Susurra en su oído mientras inhala el aroma de su cabello y la embiste con fuerza.

La mujer simplemente gime con fuerza mientras mueve su cuerpo. Él no quita la imagen de su mujer de su mente ni un solo instante.

—Sigue—Gime la mujer lo cual lo regresa a la realidad

Esa no es la dulce y angelical voz de su mujer, es la voz de una zorra a la cual contrato durante unas horas.

Sin dudarlo se alejó de ella y estrecho su puño en su rostro.

—¡Te dije que no hables, puta!.

—Perdón

—Toma tu dinero y lárgate. —Él lanza los billetes al suelo

La mujer se quita la peluca y la deja en la cama luego recoge los billetes intentando no ensuciarlo con sus lágrimas y la sangre que emana de su nariz.

—¡Date prisa!

“Demente” Pensó para ella misma antes de irse.

Diego no logra quitar a Belinda de su cabeza ni por un instante. Ya ideo el plan y el sitio para volver a secuestrarla, nadie sospecharía de ese lugar.

Al ella encontrarse en la mansión Galván complica toda la situación. Nadie puede sospechar que es el quién la tiene o podría ir a prisión.

Él puede Imaginarla esposa de pies y manos en una cama completamente desnuda. Sus hermosos ojos enfocados en él.

Se puede ver tocando y besando cada parte de su delicioso cuerpecito, entrando en ella una y otra vez.

—¿Por qué no entiendes que eres mía, chiquita?. —Le pregunta a la peluca de cabello largo ondulado que yace en su cama

Ni siquiera follarse a zorras que se parezcan a ella sacia sus deseos. Él no entiende que le hizo está mujer, pero solamente la desea a ella.

Él salió de sus pensamientos cuando recibió una llamada y la respondió de inmediato.

—¿Qué ocurre, Doña Mati?.

—No estoy segura de decirle esto. Belinda prometió pagarme muy bien si ocultaba este secreto.

Él ríe —Hable de una vez sabe que le pago el doble o el triple.

—Mi nieta está embarazada y por el tiempo creo que el niño es tuyo.

—Es imposible la acabo de ver y…

—Lo oculta con la ropa, pero esta embarazada.

—Muy pronto tendrá su dinero.

Él sin dudarlo lanza una carcajada.

No puede creer que será padre, tendrá un hijo con Belinda y ese niño los unirá para toda la vida.

Definitivamente, la suerte está de su lado, está noticia ha reafirmado la idea de secuestrar a Belinda.

No puede permitir que ella lo aleje de su hijo o hija, su mujer y su hijo deben estar con el porqué los dos le pertenecen.

—Nunca te desharás de mí, chiquita.

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