Narrador omnisciente

La familia Galván se encuentra cenando como todos los jueves, Fernando y Edward charlan sobre quien será el reemplazo en la presidencia de la compañía.

Aníbal ha solicitado que sea Diego, pero Edward se ha negado, sin embargo, no existen muchos candidatos.

Por su parte las mujeres charlan sobre los preparativos para la futura boda de Fernando y Tamara, está última no ha escatimado en gastos ni en invitaciones. Ha invitado además de familiares y amigos a miembros de la prensa, del mundo del modelaje y a varios empresarios.

—Buenas noches, familia—Fueron interrumpidos por una voz familiar

Al levantar la vista se centraron en una mujer de cabello rizado y largo, anteojos de sol y un vestido color negro holgado pero a la vez elegante y con botas de cuero del mismo color. La característica que la predomina es una sonrisa.

—¿Qué haces en mi casa? —Olga es la primera en hablar

—Corrección nuestra casa.

—¡Que es este juego Belinda! —Pregunta Fernando y está no deja de reír lo cual aumenta su furia

—No es ningún juego, está es una de mis propiedades y porque nos tenemos tanto cariño pensé en compartirla.

—¡Definitivamente estás demente! ¡Largarte de mi casa! —Habla Mariana

—No podré complacerte —Ella centra su vista en Edward —¿Cuál es mi cuarto papi?

—¿Por qué te dice papá a ti?. —Pregunta Mariana

—No encontré el momento para decirlo.

—Yo les diré con mucho gusto. Antes de casarse con Olga Edward tuvo un romance con mi madre Sara Uriarte y bueno acá estoy yo hermanita.

—¡Tú no eres mi hermana! ¡Papá dime que es una broma!.

—Es verdad, Belinda es mi hija.

Ella debe disimular su risa al ver las caras de los integrantes de la familia excepto Doña Malena y Olga quienes ya lo sabían.

—¿Por qué nunca nos dijiste, Edward?. Ahora entiendo muchas cosas. —Habla Fernando

—Admito que fui un cobarde y no supe como afrontar las circunstancias. Me equivoqué mucho con Olga y con Sara.

—¡No menciones a esa zorra!.

—Para hablar de mi madre te lavas la boca, Olga.

—Que seas la bastarda de mi esposo no te da derechos a…

Ella ríe —Tengo derecho a hacer lo que se me dé la gana porque además de bastarda soy beneficiaria del testamento de mi abuelito y soy legalmente Galván. —Ella abre su cartera y le enseña el papel de la propiedad a Olga, los ojos de esta se abren como platos.

—No puedo creer esto, mi abuelo le dejo dinero a ella y no a mí.

—Mariana tu abuela quiso proteger a Belinda porque tú siempre lo has tenido todo y ella no.

—¡Tú no eres nada mío! —Es todo lo que antes de alejarse y su madre la sigue igual de furiosa.

—Bueno ¿Cuál será mi cuarto, papi?. —Le pregunta ella sentándose en el lugar de Olga

—El que quieras, si me disculpan estoy cansado. —Él se despide y se retira de la mesa

—Me gustaría ver esos documentos. —Le pide Tamara

—Lo siento cariño, pero no tengo que darle cuentas a la zorra de mi hermanastro.

—Seré su esposa muy pronto. —Tamara golpea el hombro de Fernando para que esté la defienda frente a Belinda pero el no Fórmula ninguna palabra.

—Del plato a la boca se cae la sopa. Mariana juraba que sería la esposa de Diego y ya viste lo que ocurrió.

—Si una tipa se interpuso entre ellos, pero esta vez no ocurrirá.

—Cuando no hay amor la culpa no es de terceros. Pero eso ya lo debes saber seguramente tu exesposo te lo dijo cuando te dejo por otra.

—¡No te voy a permitir que le hables así a Tamara!.

—Si no les parece váyanse de mi casa—Ella se centra en Fernando— Porque tú no tienes derecho a nada, mi papá simplemente te permitió vivir en esta casa por caridad. Por qué tu papá se murió y tu mami se quedó desprotegida, pero ya no eres un niño.

Él contiene sus palabras y se aleja junto con Tamara.

—Lamentó que hayas escuchado todo eso Abuela

Ella ríe —Ya estoy acostumbrada ¿Quieres cenar?

—Si no saldrás huyendo como los demás por supuesto que sí.

—Traigan la cena para mi nieta y prepararen un cuarto para ella. —Le ordena a los sirvientes.

Belinda se despertó temprano en su enorme habitación la cual consta con lujos que nunca se imaginó en su vida.

Una cama enorme, closet espacioso, plasma, una repisa con varios libros entre otras cosas y un baño propio con tina.

Se dirigió al baño en el cual no tardo más de Diez minutos luego se dedicó a maquillarse y cepillar su cabello. En el espejo observó su estómago y llevo caricias a él.

—Por lo pronto nadie debe saber de ti bebé, pero eso no significa que no te ame con toda el alma. No quiero decirte que papá es malo, pero él no es bueno para nosotros por ese motivo solamente me tendrás a mí, a tu hermanito y miles de tíos que te adoran Sarita Emilia o Luis Emiliano. Estoy segura de que amaras a tu tocayo.

Cuando ella terminó de arreglarse escogió una blusa holgada color blanca y unos jeans azules para bajar.

En cuanto llegó al comedor se percató de que el pequeño Aarón está allí y dejo dos besos en sus mejillas.

—¡Mami! —Exclamo el pequeño.

—Si soy yo mi bebé ahora viviremos juntos. —Ella centró su mirada en Fernando quien no le quita la mirada de encima —Nunca nadie nos alejara.

—Date prisa Aarón que llegaremos tarde al colegio.

—No te apures yo lo llevo, Fernando.

—¡Yo lo llevo todas las mañanas!.

—¡Yo lo he llevado por seis años y lo seguiré haciendo toda la vida!. Aunque te duela nadie podrá reemplazarme en ningún aspecto.

—¿Por qué no me llevan los dos?.

—Eso no es posible amor.

—¿Emiliano se enfada si pasas tiempo conmigo?

Ella ríe —En realidad no, Emiliano es muy maduro y centrado, deberías aprender un poquito de él. Pero tu noviecita pegaría el grito en el cielo.

—La bruja no se despierta temprano.

Reí —Porque no me extraña.

—No le digas así a Tamara y ve a cepillar tus dientes, enano.

El niño asiente y simplemente se aleja. Al verlo correr Olga quien está bajando junto con Mariana deja un beso en su mejilla.

—Ve rápido amor.

—Buenos días que gusto verlos.

—¡Pensé que era una pesadilla! —Exclama Mariana.

—No tienes tanta suerte hermanita.

—No somos nada.

—Tienes razón, ahora que lo pienso no te pareces en nada a Edward.

—¿Y tú si?

Ella ríe —En lo físico soy igual a mamá, pero en la personalidad fuerte e inteligente en mis dotes con los números soy igual a él, esas palabras son de sus propios labios. Ahora que lo pienso bien eres un parásito como tu madre.

Ella intenta golpearla, pero Olga la detiene.

—Solamente te provoca, amor.

—Buenos días —Saluda Edward dejando un beso en los labios de Olga y la mejilla de Mariana.

Belinda se adelantó y lo saludo con un abrazo y un beso en su mejilla.

—¿Cómo dormiste papi?

—Muy bien, mi vida, a pesar de todo me alegra que estés acá. Te veo al mediodía en mi oficina quiero hablar contigo.

—Por supuesto papá, también tengo que hablar contigo.

—Bien nos vemos más tarde Fer.

—Si Edward.

Durante el camino a la escuela Aarón no se quedó quieto en ningún momento este se dedicó a contarle a su madre todo lo que hará el viernes en el colegio debido a que se irán a una excursión por un día.

—Mi amor te despeinas

—¿Entonces el abuelo Edward que es mío?

—Todo es exactamente igual bebé, Edward es tu abuelo y la abuela Sara quien está en el cielo y Mariana es tu tía por partida doble.

—Recuerda que hoy almorzaremos en casa de Tamara.

Él niega con la cabeza— Quiero almorzar con mami.

—¿Le damos una sorpresa a Emi en su trabajo?.

—¡Sí! Él dijo que me enseñaría el este…

—El estetoscopio, si amor, está es la oportunidad. Pasó por ti y nos vamos así papi almuerza con su mascota. —Deje un beso en su mejilla —Te amo pórtate bien

—También te amo y a ti papi —Él deja un beso en su mejilla

—Yo te amo más enano —Él abre la puerta y le entrega su mochila antes de que el pequeño baje del carro.

—Bien me llevas a un sitio de taxis. —Le pide Belinda cuando están solos.

—¡Que ganas haciendo esto!.

—¿Haciendo que?

—imponiéndote en mi casa y enfrentando a mi madre y mi hermana.

—Ellas siempre me han odiado sin hacer nada ahora simplemente les doy motivos. No es mi culpa nada de lo que hizo Edward únicamente de él.

—No te quiero cerca Belinda.

—Tenemos un hijo y mientras tú estés en su vida tendrás que soportarme, querido.

—No entiendo por qué no te largas con Diego o con el doctorcito idiota y nos dejas en paz.

Ella no deja de reír —No entiendo por qué estás tan celoso cuando estás a punto de casarte.

—¡No estoy celoso! ¡La celosa eres tú!.

Reí —No te ilusiones mi odio hacía Tamara no tiene que ver contigo. Aquí el inmaduro eres tú quien no me quiere a su lado, pero no soporta que sea de otro.

—¡Ya basta!. —Exclama irritado

Él no soporta escuchar de sus propios labios que ella fue de otro. Él fue el primero en tocarla, en hacerla mujer y debió ser el único en su vida.

Nunca le perdonará que se entregó a Diego, todavía no logra quitar esas imágenes de su cabeza.

—Tal vez le dé un beso a Emiliano, tal vez lo abrace y permita que él me acaricie y me lleve a la cama.

—¡Te lo advertí!.

Él une sus labios a los de ella en un beso efusivo y salvaje en el cual le quita por completo el aire.

Belinda no lo aparta ni le corresponde simplemente le permite besarla y saborear sus labios, los cuales nunca más tendrá.

Fernando se frustra al sentir que ella no sigue sus besos y sus caricias. Ella debería ser más apasionada y no fría como el hielo, debería quitarse esa ropa holgada y horrible para entregársele cómo tanto anhela.

Una última vez, solamente desea tenerla una última vez para saciar su deseo. O eso es lo que se repite.

Él sin previo aviso adentra su lengua explorando la boca de esta mujer, pero es cómo besar a un maniquí.

—¡Bésame maldita sea!

—No me gusta besar a hombres comprometidos.—Le dice mientras lo empuja —Tampoco a hombres que me consideran una mujer fácil. —Es todo lo que dice antes de alejarse.

—No me dejarás con las ganas, serás solo mía. —Exclama para sí mismo

Belinda no lo reconoce, Fer está fuera de si.

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