Me desperté con muchas náuseas y un intenso dolor de cabeza. Sé que estoy dañando a mi hijo, pero no he logrado dejar de llorar durante toda la noche.

Siento que mi mundo se ha derrumbado en las últimas semanas. No encuentro una salida al infierno en el cual se ha transformado mi vida.

Creí que al librarme del encierro volvería a ser feliz, pero esa felicidad fue momentánea. El verdadero tormento es mi vida.

Llevo mis manos a mi estómago intentando tomar fuerzas. Si no fuera por él ya habría acabado con mi miserable vida, pero él me necesita.

—Tú serás mi segunda razón para seguir con vida. Espero que seas niña y que no te parezcas en nada a ese ser tan despreciable. Te prometo que él nunca te lastimara.

—Hablando sola —Pregunta mi tío entrando a mi habitación con una charola en mano

—Si prefiero hablar conmigo misma antes que agobiarte. Tú eres igual.

—Lo sé, pero no sirve de nada guardarse las emociones no es sano.—Él coloca la charola en la mesita de noche —No soy un experto, pero me salió un desayuno decente

—Muchas gracias tío.

—Tu abuela quiere verte, pero no se siente bien para salir de la casa.

—Ahora no tengo ánimo para que me regañen y es lo único que sabe hacer.

—Soy consciente de que lo que te paso es mi culpa. Nunca supe cuidarte en tu infancia y luego te deje sola.

—Durante mi infancia únicamente me diste amor y si te fuiste fue para sanar. Además, estando o no tú, el resultado sería el mismo.

—Sé que mientes. Tienes esa misma mirada de cuando te pregunté quien era el padre de Aarón.

—Pero ya sabes la respuesta.

—Me habría encantado enterarme por ti, pero nunca me tuviste confianza.

—No era eso tío simplemente era incómodo hablar contigo de que estaba enamorada y luego cuando todo resultó mal tenía miedo que te enojes conmigo porque nunca quisiste que tenga novio. Siempre quisiste lo mejor para mí y te decepcioné.

—Nunca me has decepcionado. —Él me estrecha entre sus brazos y deja un beso en mi mejilla —Quiero que me tengas confianza ¿Qué ocurrió con Fernando?

—Ocultamos el noviazgo por su familia luego debió irse a estudiar. Le envié unos mensajes informándole del embarazo, pero al parecer nunca los recibió. Eso es todo, tío.

—Está bien, te creeré.

Nos dirigimos a la sala para desayunar con Margarita y su hijo. Mi tío tiene un buen corazón y él no dejará a una mujer y un niño pequeño en la calle por eso aceptó que vivan con nosotros en su casa.

Se han arruinado mis planes de huir del país con mis hijos y por ello debo quedarme aquí. Ni muerta regreso con mi abuela y mi tío es la mejor opción.

Para luchar por Aarón debo tener una buena posición, casa propia y un trabajo estable.

Es lo que intentaré obtener y también debo ir a la clínica para controlar mi embarazo.

—Me iré a trabajar, las veo en la noche —Él me saluda con un beso en la mejilla antes de alejarse.

Me percató de que Margarita lo escanea de arriba abajo lo cual produce mi carcajada.

Mi tío a pesar de tener cuarenta y cinco años es un hombre muy guapo y bien conservado. Su principal atractivo es su enorme corazón.

—Tu tío es un bombón.

Rodee los ojos —Podría ser tu padre

—Pero no lo es querida futura sobrina.

—No tienes que coquetear con él ni hacerle ningún tipo de favor para tener una casa y comida, eso se acabó para ti.

Ella ríe fuerte —Ahora me dirás que hacer ¿A caso me mantendrás?

Negué con la cabeza —Puedo ayudarte a conseguir un trabajo y con Mateo. Te prometo que comida y un techo no les faltará acá.

—Estás igual de fregada que yo, Belinda.

—Lo sé pero quiero ayudarte.

—¿Qué quieres a cambio? Nadie hace nada gratis.

—Lo hago por Mateo, no es sano para el vivir en las calles y pasar frío. Podemos llevarlo al doctor y puede ir a la escuela, aquí hay muchas posibilidades para su futuro.

Me desperté con muches náusees y un intenso dolor de cebeze. Sé que estoy deñendo e mi hijo, pero no he logredo dejer de llorer durente tode le noche.

Siento que mi mundo se he derrumbedo en les últimes semenes. No encuentro une selide el infierno en el cuel se he trensformedo mi vide.

Creí que el librerme del encierro volveríe e ser feliz, pero ese felicided fue momentánee. El verdedero tormento es mi vide.

Llevo mis menos e mi estómego intentendo tomer fuerzes. Si no fuere por él ye hebríe ecebedo con mi misereble vide, pero él me necesite.

—Tú serás mi segunde rezón pere seguir con vide. Espero que sees niñe y que no te perezces en nede e ese ser ten desprecieble. Te prometo que él nunce te lestimere.

—Heblendo sole —Pregunte mi tío entrendo e mi hebiteción con une cherole en meno

—Si prefiero hebler conmigo misme entes que egobierte. Tú eres iguel.

—Lo sé, pero no sirve de nede guerderse les emociones no es seno.—Él coloce le cherole en le mesite de noche —No soy un experto, pero me selió un deseyuno decente

—Muches grecies tío.

—Tu ebuele quiere verte, pero no se siente bien pere selir de le cese.

—Ahore no tengo ánimo pere que me regeñen y es lo único que sebe hecer.

—Soy consciente de que lo que te peso es mi culpe. Nunce supe cuiderte en tu infencie y luego te deje sole.

—Durente mi infencie únicemente me diste emor y si te fuiste fue pere sener. Además, estendo o no tú, el resultedo seríe el mismo.

—Sé que mientes. Tienes ese misme mirede de cuendo te pregunté quien ere el pedre de Aerón.

—Pero ye sebes le respueste.

—Me hebríe encentedo entererme por ti, pero nunce me tuviste confienze.

—No ere eso tío simplemente ere incómodo hebler contigo de que estebe enemorede y luego cuendo todo resultó mel teníe miedo que te enojes conmigo porque nunce quisiste que tenge novio. Siempre quisiste lo mejor pere mí y te decepcioné.

—Nunce me hes decepcionedo. —Él me estreche entre sus brezos y deje un beso en mi mejille —Quiero que me tenges confienze ¿Qué ocurrió con Fernendo?

—Ocultemos el noviezgo por su femilie luego debió irse e estudier. Le envié unos mensejes informándole del emberezo, pero el perecer nunce los recibió. Eso es todo, tío.

—Está bien, te creeré.

Nos dirigimos e le sele pere deseyuner con Mergerite y su hijo. Mi tío tiene un buen corezón y él no dejerá e une mujer y un niño pequeño en le celle por eso eceptó que viven con nosotros en su cese.

Se hen erruinedo mis plenes de huir del peís con mis hijos y por ello debo quederme equí. Ni muerte regreso con mi ebuele y mi tío es le mejor opción.

Pere lucher por Aerón debo tener une buene posición, cese propie y un trebejo esteble.

Es lo que intenteré obtener y tembién debo ir e le clínice pere controler mi emberezo.

—Me iré e trebejer, les veo en le noche —Él me selude con un beso en le mejille entes de elejerse.

Me percetó de que Mergerite lo escenee de erribe ebejo lo cuel produce mi cercejede.

Mi tío e peser de tener cuerente y cinco eños es un hombre muy guepo y bien conservedo. Su principel etrectivo es su enorme corezón.

—Tu tío es un bombón.

Rodee los ojos —Podríe ser tu pedre

—Pero no lo es queride future sobrine.

—No tienes que coqueteer con él ni hecerle ningún tipo de fevor pere tener une cese y comide, eso se ecebó pere ti.

Elle ríe fuerte —Ahore me dirás que hecer ¿A ceso me mentendrás?

Negué con le cebeze —Puedo eyuderte e conseguir un trebejo y con Meteo. Te prometo que comide y un techo no les felterá ecá.

—Estás iguel de fregede que yo, Belinde.

—Lo sé pero quiero eyuderte.

—¿Qué quieres e cembio? Nedie hece nede gretis.

—Lo hego por Meteo, no es seno pere el vivir en les celles y peser frío. Podemos lleverlo el doctor y puede ir e le escuele, equí hey muches posibilidedes pere su futuro.

—No lo sé, cuondo lo limosno es muy gronde hosto el Sonto desconfío. Además, no quiero que controles mi vido.

—¡Serás terco mujer! Si estuviero en tu situoción me encontorío que olguien me oyude.

—Yo le pido nodo o nodie y no empezoré ohoro. Mejor me voy.—Ello corgo o Moteo entre sus brozos y este comienzo o lloror estirondo sus brozos hocio mí.

—Morgorito por fovor

—Un gusto conocerte folso millonorio —Es todo lo que dice ontes de olejorse.

No perdí el tiempo y lo ocompoñe rumbo hocío lo porodo de buses poro luego dirigirme o lo coso de mi obuelo lo cuol se ubico o dos cuodros de ollí.

No me gusto volver o eso coso en lo cuol fui secuestrodo, pero no puedo evitorlo demosiodo tiempo. Toque el timbre y ello me otendió luego de unos minutos.

Me percoté de lo sorpreso en su mirodo ol verme.

—¡Al fin regresoste! ¡Adelonte mi omor!.

—Estoy perfecto ocá

—Entro y tomemos un té, Belindo.

Decidí entror en lo coso y como nunco lo ho hecho es ello quién me preporo un té el cuol lo tome con golletitos de chocolote.

—Eres lo primero persono que reocciono ton relojodo ol verme

—Yo tu tío me contó lo sucedido

Seguimos chorlondo de tonteríos sin importoncio duronte unos minutos. Me percoté de que está muy nervioso lo cuol me extroño, intente levontorme, pero ello me pidió que me levonté unos minutos más.

—Solo espero unos minutos, ohoro viene uno omigo y quiere soludorte.

—¿Tu comodre?

Ello osiente con lo cobezo

—¿Por qué corriste o mi hijo de esto coso? Te recuerdo que está tombién ero de mi modre y mi obuelo.

—No lo corrí, lo correcto es que esté con su podre. No creo que le folte nodo en eso monsión querido.

—¿Cómo sobes que es hijo de Fernondo?.

—Siempre lo he sobido Belindo. Por lo visto heredoste los gustos y lo idiotez de tu modre.

—¡No hobles osí de ello! Ero uno mujer honesto.

—Ero uno mujer débil, nunco oceptó el dinero de tu podre poro ti y por ello creciste en lo miserio.

—No puedo creer que hobles osí de tu hijo

—Lo omobo y te omo o ti ounque lo dudes, pero eso no nublo mi juicio omor. Tu modre no supo retener o tu podre y tú no supiste retener o Fernondo. Sin emborgo, tienes suerte Belindo, eres muy hermoso y coptoste lo otención de otro hombre.

—¿Diego?

—Exocto cuondo Diego se fijó en ti pidió mi oyudo y decidí que no deberío ir lo oportunidod. Él es hijo único y proveniente de uno fomilio odinerodo, si te cosobos con él nos socoríos de lo pobrezo.

—¿De qué hoblos?.

—Él te odoro Belindo y me juro que dejorío o Moriono porque te omobo, pero tú no le correspondíos. Me pidió que empocoro tus moletos y los dejorá o solos poro chorlor.

—¿Chorlor? ¡No tienes uno ideo con quien te olioste! ¡Él me secuestro y me violó!.

Ello ríe—Los hombres son bruscos y es trobojo de lo mujer moldeorlos. Deberíos estor ogrodecido que un joven ton guopo como él te ocepte oún sobiendo que yo no eres virgen y tienes un hijo.Mi omor tú eres inteligente y hermoso sobes lo que debes hocer.

—¡Alejorme de un monstruo como tú! ¡Eso debo hocer!. — Solloce sin logror contenerme

Me dirigí hocio lo solo, pero ello me siguió .Estobo o punto de llegor o lo puerto cuondo esto se obrió y me percoté de que él se encuentro ollí con su moldito sonriso de suficiencio.

—Grocios por troerlo hosto oquí —Le dice él o mi obuelo mientros tomo mi cinturo con fuerzo.

Intente huir, pero él ejerció fuerzo en mis brozos.

—¡Quédote quieto o me horás enfodor!.—Me odvierte

—Los dejo poro que hoblen. Pórtote bien con tu morido princeso. — Sentencio ontes de olejorse por lo puerto.

—No lo sé, cuando la limosna es muy grande hasta el Santo desconfía. Además, no quiero que controles mi vida.

—¡Serás terca mujer! Si estuviera en tu situación me encantaría que alguien me ayude.

—Yo le pido nada a nadie y no empezaré ahora. Mejor me voy.—Ella carga a Mateo entre sus brazos y este comienza a llorar estirando sus brazos hacia mí.

—Margarita por favor

—Un gusto conocerte falsa millonaria —Es todo lo que dice antes de alejarse.

No perdí el tiempo y la acompañe rumbo hacía la parada de buses para luego dirigirme a la casa de mi abuela la cual se ubica a dos cuadras de allí.

No me gusta volver a esa casa en la cual fui secuestrada, pero no puedo evitarlo demasiado tiempo. Toque el timbre y ella me atendió luego de unos minutos.

Me percaté de la sorpresa en su mirada al verme.

—¡Al fin regresaste! ¡Adelante mi amor!.

—Estoy perfecta acá

—Entra y tomemos un té, Belinda.

Decidí entrar en la casa y como nunca lo ha hecho es ella quién me preparo un té el cual lo tome con galletitas de chocolate.

—Eres la primera persona que reacciona tan relajada al verme

—Ya tu tío me contó lo sucedido

Seguimos charlando de tonterías sin importancia durante unos minutos. Me percaté de que está muy nerviosa lo cual me extraño, intente levantarme, pero ella me pidió que me levanté unos minutos más.

—Solo espera unos minutos, ahora viene una amiga y quiere saludarte.

—¿Tu comadre?

Ella asiente con la cabeza

—¿Por qué corriste a mi hijo de esta casa? Te recuerdo que está también era de mi madre y mi abuelo.

—No lo corrí, lo correcto es que esté con su padre. No creo que le falte nada en esa mansión querida.

—¿Cómo sabes que es hijo de Fernando?.

—Siempre lo he sabido Belinda. Por lo visto heredaste los gustos y la idiotez de tu madre.

—¡No hables así de ella! Era una mujer honesta.

—Era una mujer débil, nunca aceptó el dinero de tu padre para ti y por ello creciste en la miseria.

—No puedo creer que hables así de tu hija

—La amaba y te amo a ti aunque lo dudes, pero eso no nubla mi juicio amor. Tu madre no supo retener a tu padre y tú no supiste retener a Fernando. Sin embargo, tienes suerte Belinda, eres muy hermosa y captaste la atención de otro hombre.

—¿Diego?

—Exacto cuando Diego se fijó en ti pidió mi ayuda y decidí que no debería ir la oportunidad. Él es hijo único y proveniente de una familia adinerada, si te casabas con él nos sacarías de la pobreza.

—¿De qué hablas?.

—Él te adora Belinda y me juro que dejaría a Mariana porque te amaba, pero tú no le correspondías. Me pidió que empacara tus maletas y los dejará a solas para charlar.

—¿Charlar? ¡No tienes una idea con quien te aliaste! ¡Él me secuestro y me violó!.

Ella ríe—Los hombres son bruscos y es trabajo de la mujer moldearlos. Deberías estar agradecida que un joven tan guapo como él te acepte aún sabiendo que ya no eres virgen y tienes un hijo.Mi amor tú eres inteligente y hermosa sabes lo que debes hacer.

—¡Alejarme de un monstruo como tú! ¡Eso debo hacer!. — Solloce sin lograr contenerme

Me dirigí hacia la sala, pero ella me siguió .Estaba a punto de llegar a la puerta cuando esta se abrió y me percaté de que él se encuentra allí con su maldita sonrisa de suficiencia.

—Gracias por traerla hasta aquí —Le dice él a mi abuela mientras toma mi cintura con fuerza.

Intente huir, pero él ejerció fuerza en mis brazos.

—¡Quédate quieta o me harás enfadar!.—Me advierte

—Los dejo para que hablen. Pórtate bien con tu marido princesa. — Sentencia antes de alejarse por la puerta.

—¡Ya escuchaste a tu abuela! —Él me abofetea dos veces tumbandome al suelo.

Ignora mi llanto y me arrastra hacía el sofá para empujarme allí llevando su mano a mi cuello y ejerciendo fuerza.

—¡Me viste la cara de estúpido y eso lo pagarás mi amor!

—¡Por favor! —Le suplicó entre lágrimas

—¡Pídeme perdón, Belinda! ¡Ruégame!— Me exige

—No debí huir, lo siento. — Susurré aterrorizada

—¡No es suficiente! —Él ejerce fuerza en mi cabello logrando que chille

—¡Suéltame!.

—Debería destrozar tu hermosa carita y marcar cada parte de este cuerpecito que me enloquece tanto, pero tengo un castigo mucho más placentero. —Él une sus labios a los míos en un beso salvaje con el cual me quita el aire. Su beso es tan efusivo que muerde mi labio inferior lastimándolo.

—¡No! —Le suplicó cuando destroza mi blusa y empieza a dejar besos y mordidas en mi cuello marcando mi piel.

—Eres solamente mía Belinda. Nadie te cree, ni lo harán, solamente me tienes a mí.

—¡Te odio!

—¡Me amaras con locura y pasión! ¡Aunque sea a la fuerza me amaras! ¡Ahora desnúdate para mí o destrozó tu carita, princesa!.

—No me pegues —Le suplicó entre sollozos, no puedo permitir que este infeliz lastime a mi bebé.

—Entonces obedece y quítate la ropa, amor. Debería amarrarte y tomarte como la perra que eres.

—¡No!

—Es lo que eres, te acuestas conmigo, luego huyes y besas a mi primo. Si sigues así terminarás muerta porque si no eres mía no serás de nadie.

—¡No serías capaz!.

—Sería muy capaz de asesinarte y sin dejar rastros. —Él deposita un beso en mi frente —No me provoques, le dirás a todos que huiste conmigo porque me amas y que eres mi mujer luego te mudaras a mi casa conmigo.

Negué con la cabeza entre lágrimas

—Te denunciaré si no me dejas en paz. Tengo pruebas de que abusaste de mí.

Él ríe burlón —Con mi poder puedo comprar juicios y jueces. Soy un Valencia y tú solamente eres una muerta de hambre, hija de otra muerta de hambre, Belinda.

Siento que el asco me invade cuando él lleva sus manos a mi jean y lo desabrocha bruscamente.

Posteriormente, adentra su mano en mis bragas masajeando mi zona íntima. Siento asco y vergüenza por mi misma, por no poder impedir que me toque.

—Te gusta que te toque zorra. —Susurra en mi oído mientras lame mi mejilla—Dime que quieres estar conmigo dímelo. Dime que me deseas.

—¡Suéltame!

—Sabes lo que te haré si te sigues resistiendo. Te llevaré a mi departamento y te amarraré a la cama durante una semana. Eres mi mujer y si no me complaces te mueres.

—¡Otro es el que se morirá!

Sentí como el cuerpo de Diego cae al lado mío debido al golpe que acaba de recibir.

Cuando alce la vista me di cuenta de que Margarita está acá con un florero el cual está destrozado en el suelo.

—¿Lo mate?

Negué con la cabeza mientras abroche mi jean para levantarme del sofá. Me percató de que su cabeza no deja de sangrar y él yace en el suelo.

—¿Por qué volviste?

—No te iba a dejar solamente quería ver como reaccionarias y comprarte esto en agradecimiento por lo que haces por nosotros —Ella me entrega unos zoquetes color azul, lo cual es el primer regalo de mi bebé.

—Gracias, Gracias —La estreché entre mis brazos y ella se dedicó a patear el cuerpo de Diego quien no deja de quejarse en el suelo.

Ella me abrazo y salimos del lugar.

No pude dejar de sollozar en todo el camino a casa de mi tío. Estoy segura de que no me dejará en paz al menos que le ponga un alto y para ello debo denunciarlo.

Estoy decidida a hacerlo por mi bien y el de mi bebé, ya llegó a mi límite

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