Meses después

Diego

No puedo creer que el imbécil de mi padre se atreva a hacerme esto. Podría hundir a ese idiota fácilmente si así lo deseara.

Tiene suerte de que no conviene a mis planes exponer sus negocios porque de lo contrario ya estaría en prisión.

—¿Cómo te atreves a cancelar mis tarjetas? —Le grito mientras hablamos por teléfono

—Es la única forma en la cual tienes comunicación conmigo. Te necesito en la empresa, Diego. Deben estar todos los socios para elegir un nuevo presidente sabes que está estipulado en los estatutos.

—Me da igual tu empresa, Papito, por el momento no volveré.

Él ríe —Crees que no sé en que lugar te encuentras. Cuando tú fuiste por la leche yo traje el queso, querido. Si no quieres que tu tío Edward se entere de tu ubicación debes regresar.

—Lo pensaré, no quiero dejar sola a Belinda.

—Esa mocosa solamente nubla tu mente. Te advierto que estamos a un paso de perderlo todo y tu sabes lo que eso significa.

—Lo sé, papá. —Es todo lo que respondí antes de cortar la llamada

Me dirigí rumbo hacia la sala en donde Belinda está charlando con su sirvienta favorita.

Conozco a la señora Gabriela desde hace años debido a que ella fue la nana de mi padre y mi tío por ende conoce a toda mi familia. Mi padre le paga una pensión de por vida y le regalo una propiedad cerca de esta hacienda en la cual él y su hermano vacacionaban de pequeños.

Siempre me pareció un lugar muy aburrido, pero es el sitio perfecto para perderse del mundo y disfrutar de mi Belinda sin que sus gritos sean escuchados por nadie. Estamos en medio de la nada y los sirvientes están amenazados.

Conociendo mis gustos sé que mi familia pensaría que estoy en un hotel cinco estrellas o en Estados Unidos, pero no es así. Solamente estamos a unas horas de distancia.

Gracias a mis influencias piensan que Belinda está en Estados Unidos.Tome su pasaporte y le pague a una mujer para que aborde un avión usando su identidad.

Como ella llevó todo el día inconsciente está confundida y creé que estamos muy lejos cuando en realidad la distancia es de ocho horas.

Llevo planeando esto hace mucho tiempo. Como dirían “Me oculto ante la vista”.

Me acerqué a ella quién está observando la ventana y la vieja intenta consolarla.Belinda nunca ha sido feliz conmigo, pero últimamente la veo más triste de lo normal.

Ya no es la sombra de la mujer alegre y fuerte que conocí hace meses. Se ve deprimida, ojerosa y cada día está más débil. Supongo que es normal porque ya han transcurrido varios meses.

—¿Cómo está la princesa de la casa? —Me acerqué a ella y tome su cintura dejando un beso en su mejilla

—Estaría mejor si no existieras

—No tienes tanta suerte

—Joven Diego, la señora no se siente bien y…

—No pedí tu opinión, lárgate a la cocina.

—Si —Ella asiente y se aleja

—No le hables así a la señora

—¡Yo le hablo como quiero!.¿Por qué estás tan deprimida?.

—No es tu asunto, solo déjame sola.

—Eso no es posible, eres la única mujer en kilómetros y hoy desperté con muchas ganas. —Sin dudarlo la arroje al suelo y me posicione arriba de ella uniendo mis labios a los suyos en un beso efusivo el cual obviamente no me siguió.

—Me duele todo el cuerpo, me harás daño.

—Seré cuidadoso si cooperas—Deje un beso suave en sus labios y procedí a desabotonar su blusa

Me percató de que tiene varias marcas en el cuerpo por lo cual no puedo evitar sonreír. Me fascina marcar su piel.

Aunque no me es suficiente, desearía marcar mis iniciales en su cuerpo como lo hacen los granjeros con su ganado.

Porque eso es Belinda, mi propiedad.

A pesar de verse tan mal me sigue fascinando.No solamente me atrae físicamente yo la amo.

He pensado en amenazarla y dejarla ir, sé que si la amenazó con lastimar a Aarón no haría nada en mí contra, pero no puedo hacerlo.

Correría a los brazos de Fernando y eso no lo puedo permitir. No soportaría que otro la bese y la toque mucho menos mi odiado primo.

Si sigue así no tardara en morir por ello debo encontrar la forma de que coopere y me acepte como pareja. Sería mucho más placentero si acepta mis besos y mis caricias, anhelo sus gemidos en lugar de sus sollozos cuando cogemos.

Aún recuerdo la primera vez que la tuve en esa ocasión si gimió, pero no mi nombre sino el de imbécil de Fernando.

Era tal su confusión por esa sustancia que nos confundió.

Esa fue la única vez que no debí usar la fuerza contra ella. He pensado en volver a drogarla, pero soy consiente de que le puedo hacer daño.

—¡No quiero, Diego! —Lo último que sentí fue un inmenso dolor en mí entrepierna proporcionado por su patada

—¡Maldita perra! — Golpee su rostro en una cachetada logrando que caiga nuevamente al suelo

—¡No me pegues! ¡No ahora! ¡Por favor!

—Ella lleva su mano a su labio el cual no deja de sangrar

—No vales la pena, Belinda. No entiendo como arruine mi vida a causa de una muerta de hambre.

—¿Por qué no me matas?

—Porque te amo y sin ti me muero. Solo la muerte nos separará, Belinda.

Eso es lo que solía decir mi amada madre.

Solo la muerte me alejara de ti y al final cumplió se mató por culpa del desamor de mi padre.

Pero yo no haré eso porque si muero ella sería libre.El día que deje este mundo me la llevo conmigo.

—Si me amas ¿Por qué me lastimas?

—No conozco otra forma de amar. Tú puedes cambiarme, hacerme una mejor persona, solamente tú puedes hacerlo mi amor. —Deje un beso en su frente —Necesito saber que eres mía y nunca me dejaras.Que me amas tanto como yo te amo a ti.

Ella se levantó del suelo tambaleándose y llevé mis manos a su cintura para sostenerla.

—Solamente yo te amo, Belinda.Tu familia ya te olvidó incluso Aarón y Fernando muy pronto se casara, no ha transcurrido ni un año y se casara con otra, él no haría por ti ni la mitad de lo que yo he hecho.

—Sé que lo dices para lastimarme.

—Digo la verdad, tu única opción es formar una nueva familia conmigo.Si te comportas podría darte todo, viajes, joyas y una hermosa familia. —Lleve mis manos a su estómago plano —No tienes una idea cuanto deseo un hijo tuyo.Mis condiciones siguen siendo las mismas cuando utilices el anillo de compromiso que te regale y aceptes darme un hijo, te dejaré ir, no antes.

—Está bien seré tu mujer y me casaré contigo, pero ya no me lastimes y quiero ver a Aarón.

—Pronto será la reunión de socios, si para ese momento noto un cambio de actitud en ti te llevaré conmigo y de lo contrario te quedarás acá para siempre.

Ella asiente con la cabeza y deje un beso en sus labios.

—Te amo, Belly.

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