La Obesion del ceo por Maricel98
Capítulo 48

Luego de nuestra discusión Mariana se marcha lanzando fuego por la mirada. Me percaté de que Cielo no deja de reír al igual que yo.

Ya me harto está niña caprichosa y no tengo por qué soportarla. Además, no permitiré que trate mal a mi hijo.

El día transcurrió rápidamente le permití a Aarón jugar en los pasillos de la oficina obviamente con mi supervisión. Como el niño es bastante tranquilo no me costó realizar mis labores.

Solamente debí acompañarlo al baño cuando lo necesitará y durante la hora del almuerzo lo presente ante mis amigas como mi hijo porque ya no deseo seguirlo ocultando.

María se sorprendió mucho aunque Cielo ya lo sabía. Prometí contarles la historia más adelante.

En este momento estoy recogiendo mis pertenencias mientras él juega con un carrito en los pasillos.

Observe detenidamente a Mariana cuando camino frente a él esperando a que siquiera le grite para lanzarme sobre ella.

—Belinda puedes venir un segundo —Me pide Diego

—Ya me iba

—Es importante

—Yo lo vigilo amiga —Me dice Cielo

En cuanto entre en la oficina de Diego lo encontré sentado en su asiento y me percaté de que su mirada es completamente diferente. Hoy en la mañana simplemente me saludo dándome los buenos días y no me volvió a molestar tampoco protestó por la presencia de mi hijo.

—Necesitaba algo, señor.

—Si soy consciente de que nada que te diga cambiará tu decisión de dejar la empresa y posiblemente está noche será la última vez que nos veremos.

—Es lo mejor

—Lo sé, no he sido un buen jefe. Nunca supe apreciar la gran empleada y mujer que eres por eso quiero volver a disculparme y entregarte esto. —Él me entrega unos papeles

Al revisarlos me percaté de que son los pagarés que le firmé hace algún tiempo

—No he cubierto la deuda

—Haz trabajado durante un año para mí con un sueldo de secretaria cuándo has realizado labores más importantes que el mismo Ariel. Destruye esos pagarés porque tu deuda está cubierta y también quiero entregarte esto. —Él me entrega un cheque con una cantidad considerable

—¿Para qué es este dinero?

—Es tu liquidación sumada a un dinero extra que te corresponde. Tómalo como indemnización por mi comportamiento.

—Le agradezco pero no puedo aceptarlo

—Cómprale algo bonito a tu hijo, llévalo de viaje o haz lo que tú quieras.

Con este dinero sería suficiente para irme a la playa y me sobraría dinero, pero lo que más deseo en este momento es ampliar la casa para que Aarón tenga su espacio.

No puede dormir toda la vida conmigo, además debo pensar en su futuro. Quiero que asista a las mejores escuelas y que tenga las mayores oportunidades.

—Muchas gracias, Diego. Le dejé la agenda organizada para su regreso.

Me alarme cuando escuche los gritos de Mariana y de mi amiga, Cielo por ello salimos de la oficina.

Nos percatamos de que ambas mujeres están discutiendo y la señora Olga también se encuentra en el lugar.

—¡No eres más que una empleada, Cielo! ¡Y ya ni eso porque estás despedida!.

—Trabajo para el Licenciado Ariel y solamente él puede correrme.

—¿Qué ocurre acá? —Pregunta Diego mientras yo me dedicó a cargar a Aarón quién no deja de llorar

—¿Qué pasa mi bebe?.

Me percaté que Olga lo mira de una forma muy extraña no con odio como me mira a mí todo el tiempo.

—El niño estaba jugando con su carro en ese momento llegaron la señora Mariana y Doña Olga. Su novia fingió que se tropezó, le grito al niño y rompió su carrito, yo lo defendí y comenzamos a discutir.

No controle y estreche mi mano en su mejilla con todas mis fuerzas. Ella intenta devolverme el golpe, pero Diego se interpone.

—Se lo advertí, señorita.

—¡No me vuelvas a pegar! ¡Diego, Mamá no le dicen nada!

—¡Lo único que tengo que decir es que es un niño de siete años! ¡Si así tratas a Megan algún día te las verás conmigo!.

—Amor, las cosas no fueron como ella dice yo me tropecé culpa de sus juguetes.

—Aunque así sea, no puedo creer que quieras ser la madre de mis hijos cuando eres así de cruel con los niños.

—Si tiene algo que decir me lo dice a mí no a mi hijo, señorita Mariana.

—Te odio porque eres una altanera cuando no eres más que una empleada. Los únicos dueños somos los Galván y los Valencia, pero eso no tiene que ver con esto.

—Tampoco la soporto, pero no me desquito con quien no tiene la culpa. Es muy infantil señorita y lo que es peor una cobarde.

—No puedo creer que seas tan irresponsable de dejar al niño solo. —Habla Olga por primera vez.

Ella me lanza una mirada asesina e intenta acercarse a mi hijo pero no lo permito

—¡No lo toque, señora!

—Solo quiero entregarle dinero para el juguete que rompió mi hija

—No necesita nada de usted, yo le compro el carro nuevo.

Ella ríe —No eres más que una muerta de hambre dudo que le des lo que necesita al niño. Es una pena que un niño tan lindo tenga una madre como tú quien lo negó.

Trague mis palabras para no decirle lo que pienso porque no deseo que mi hijo presencié está discusión.

—¿Qué paso? —Pregunta Fer llegando junto con su amiguita —Enano no sabía que estás acá—Él deja un beso en su mejilla

—Usted no se entera de nada licenciado está bastante ocupado —Es todo lo que dice antes de alejarme.

—¿Tú conoces a este niño hijo?

Él asiente —Es el primo de Belinda

Todos permanecimos en silencio porque pienso que él es el único que no sabe que es mi hijo.

***

Me encuentro en mi casa con Aarón. Al parecer él está más tranquilito, no le afectó demasiado la situación.

—Otra vez perdón por dejarte solo bebito. No pensé que en unos minutos esa bruja te diría algo.

—Cielo me defendió de esa bruja y la otra señora.

—¿La señora Olga? ¿No te grito, ni te dijo cosas feas?

Él niega con la cabeza —Me pregunto mi nombre y me dijo que era muy lindo.

¡Mierda! ¡Esa mujer nunca debió conocerlo!

—¿Pasa algo mami?

—Nada, bebito.

—Mami tú dices que no se debe golpear a los demás.

—Si bebe, pero esa mujer se lo busco. Nadie tiene porque gritarle a mi adoración, mi bebe. —Deje besos en sus mejillas

—¡Fer! —Exclamo él, al ver a Fernando acercarse con un regalo en mano

—¿Qué haces acá?

—No vine a verte a ti sino a Aarón. Te compré un carro gigante para compensar el que rompió mi hermana.

—¿La bruja es tu hermana?

Él ríe —Si soy el príncipe hermano de la bruja mala y fea.

—Bebe ve a abrir tu regalo a tu cuarto mientras yo charló con el príncipe.

Él asiente y sube las escaleras con su regalo.

—Ya hablé con Mariana y mi padre también

—Mariana y yo no podemos coexistir en el mismo universo y mucho menos en la misma oficina.

—Lo sé y de verdad lo siento

—Ahora no quiero verte Fernando

—Yo no tengo la culpa y tampoco soy responsable de tus celos Belinda.

—¡No estoy celosa!

—Sientes que la rabia te invade y un fuego interno que te consume. Deseos de golpear a Tamara y decirle que se aleje de mí, que ni siquiera se atreva a mirarme. Sientes deseos de gritarme, pero no puedes hacerlo porque no somos nada.

Es increíble como describe mis sentimientos a la perfección

—Belinda es exactamente lo que siento hace meses cuando te veo con Diego.

—Entonces ¿Estás vengándote?

—Más bien es Karma.

—¿Te gusta esa estúpida? ¿Tan rápido me olvidaste?

—La única que me gusta eres tú, pero ya me harte de disculparme, buscarte y rogarte una oportunidad cuando solamente destilas tu odio hacia mí. Aunque lo dudes también tengo sentimientos.

—Tú nunca pensaste en mis sentimientos.

—Ya he sufrido lo suficiente lo que hice, pero ya me cansé de disculparme. Te prometí que te dejaría de buscar y es lo que he hecho, francamente no entiendo que quieres y creo tú tampoco lo sabes.

—Claro que sé lo que siento

—Me besas, haces el amor conmigo y al día siguiente desapareces y me ignoras. Eso no lo hace una persona coherente.

—Tengo mis motivos

—Los motivos que te he preguntado varias veces y no dices nada. Solamente espero que cuando definas lo que sientes por mí todavía esté dispuesto a estar en tu vida.

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