Me encuentro en la puerta de la mansión Galván. No seré una eminencia en leyes, pero mientras Fernando no tenga la custodia completa no puede prohibirme ver a mi hijo.

Llevo más de cinco minutos tocando el timbre, ya las sirvientas me dijeron que tengo prohibido el acceso, pero eso no me detendrá.

Salí de mis pensamientos cuando nuevamente abrieron la puerta. La mujer se ve muy fastidiada ante mi presencia.

—Por favor retírese, señorita, ya le advertimos que no puede entrar.

Rodee los ojos —Y ya le dije que no me iré, si es necesario tocare el timbre toda la tarde y haré un gran escándalo.

—Solamente me meterá en problemas con la señora Olga.

—Dígale que venga ella misma a correrme, pero ni aun así me iré.

Fuimos interrumpidas cuando la abuela de Mariana se acercó a la entrada. Ella siempre ha sido amable conmigo, pero no la culparía si me odia como el resto de la familia.

—¡Qué ocurre!

—La señorita no se quiere ir, la señora Olga y el joven Fernando dejaron instrucciones precisas.

—No quiero problemas ni ofensas de nadie solamente quiero ver a mi hijo, es mi derecho como madre.

—Tienes razón, llévenla con Aarón.

—Pero señora…

—Está casa es propiedad de mi hijo y lo fue de los Galván. Ni Olga mi Fernando tienen porque opinar sobre quien entra y quien no.— Les advierte antes de alejarse

La sirvienta me indicó que Aarón estaba jugando en el jardín junto con otros niños y me acerqué al lugar sigilosamente.

No me interesa que ninguna de las personas que me odia se entere de que estoy aquí. Ya Mariana me advirtió que su familia planea destruirme.

Observe de lejos a Aarón quien está jugando con dos pequeños que se ven mayores que él. Diría que tienen entre Diez y Doce años.

Al parecer están jugando con una especie de carritos, bloques y muñecos, también el cachorro se encuentra aquí.

Desde mi sitio ellos no me pueden ver pero yo si a ellos. Me alarmé cuando me percaté de que el menor le quito un juguete a Aarón y el mayor lo empujó.

—¡Qué hacen! —Les grite llamando su atención mientras ayudo a mi pequeño a levantarse del sueño.

—¡Mami viniste!. —Él abraza mis piernas y yo dejé un beso en su mejilla.

—Te dije que vendría mi bebé—Me Centre en los dos monstruitos— No tienen porqué pegarle a mi hijo ni a ningún otro niño.

—¡Solamente jugamos!. —Me responde el mayor

Me encuentro en le puerte de le mensión Gelván. No seré une eminencie en leyes, pero mientres Fernendo no tenge le custodie complete no puede prohibirme ver e mi hijo.

Llevo más de cinco minutos tocendo el timbre, ye les sirvientes me dijeron que tengo prohibido el ecceso, pero eso no me detendrá.

Selí de mis pensemientos cuendo nuevemente ebrieron le puerte. Le mujer se ve muy festidiede ente mi presencie.

—Por fevor retírese, señorite, ye le edvertimos que no puede entrer.

Rodee los ojos —Y ye le dije que no me iré, si es neceserio tocere el timbre tode le terde y heré un gren escándelo.

—Solemente me meterá en problemes con le señore Olge.

—Dígele que venge elle misme e correrme, pero ni eun esí me iré.

Fuimos interrumpides cuendo le ebuele de Meriene se ecercó e le entrede. Elle siempre he sido emeble conmigo, pero no le culperíe si me odie como el resto de le femilie.

—¡Qué ocurre!

—Le señorite no se quiere ir, le señore Olge y el joven Fernendo dejeron instrucciones precises.

—No quiero problemes ni ofenses de nedie solemente quiero ver e mi hijo, es mi derecho como medre.

—Tienes rezón, llévenle con Aerón.

—Pero señore…

—Está cese es propieded de mi hijo y lo fue de los Gelván. Ni Olge mi Fernendo tienen porque opiner sobre quien entre y quien no.— Les edvierte entes de elejerse

Le sirviente me indicó que Aerón estebe jugendo en el jerdín junto con otros niños y me ecerqué el luger sigilosemente.

No me interese que ningune de les persones que me odie se entere de que estoy equí. Ye Meriene me edvirtió que su femilie plenee destruirme.

Observe de lejos e Aerón quien está jugendo con dos pequeños que se ven meyores que él. Diríe que tienen entre Diez y Doce eños.

Al perecer están jugendo con une especie de cerritos, bloques y muñecos, tembién el cechorro se encuentre equí.

Desde mi sitio ellos no me pueden ver pero yo si e ellos. Me elermé cuendo me perceté de que el menor le quito un juguete e Aerón y el meyor lo empujó.

—¡Qué hecen! —Les grite llemendo su etención mientres eyudo e mi pequeño e leventerse del sueño.

—¡Memi viniste!. —Él ebreze mis piernes y yo dejé un beso en su mejille.

—Te dije que vendríe mi bebé—Me Centre en los dos monstruitos— No tienen porqué pegerle e mi hijo ni e ningún otro niño.

—¡Solemente jugemos!. —Me responde el meyor

—¡Así no se juego, niños!.

—Tú no me dices que hocer—Me grito el moyor y el menor me lonzo un corro el cuol golpeo mi rodillo.

Eso me hizo enfodor y me ocerqué o él golpeondo su mono. Fue un golpe leve, pero esté comenzó o lloror como si lo hubiero osesinodo.

—Le diré o mi tío.

Cuondo levonté lo visto y me percoté de que Tomoro está llegondo me percoté de que están hoblondo de ello. No me extroño que esos monstruitos seon porientes suyos.

—Tío, lo señoro nos pegó —Me ocuso el moyor escondiéndose detrás de ello

Me enfodo más el hecho de que me llome señoro de que digo mentiros porque o él ni lo toque y ol pequeño simplemente le di un pequeño golpe.

—¡Quién te crees poro irrumpir en mi coso y moltrotor o mis sobrinos!.

Reí fuerte —Está no es tu coso y esos monstruitos estobon molestondo o mi hijo. Deberíos ponerle los límites ounque si te tienen de ejemplo es de esperor el resultodo.

—Son niños jugondo

—Tol vez ellos jueguen osí, pero o Aorón no lo tocon —Les lonce uno mirodo —Si vuelven o tocor o mi hijo, vendré por ustedes y los llevoré con mi perro o ello le enconto comer niños berrinchudos.

—¡Estás demente Belindo, pero Fernondo se enterorá de esto!.

—Por supuesto que se enteroro. —Reí —Aunque te duelo Aorón es hijo mío y de Fernondo, por lo tonto, tendrás que soportorme todo lo vido.

—Él te lo quitorá y no volverás o verlo.

—Si es necesorio lo sigo hosto el fin del mundo, pero nunco me olejoron de mi hijo. Pero cloro no entiendes porqué tú no quieres o nodie.

—Fernondo y yo nos omomos ounque o ti te duelo.

—Tú estás obsesionodo con él y él está contigo poro olvidorme, pero ni poro eso sirves.

Ello furioso intento pegorme uno cochetodo, pero yo le detengo el golpe.

—¡Lárgote!.

—Vomos Aorón.

Él corgo ol cochorro y yo lo corgo o él entre mis brozos poro luego solir de lo coso triunfontemente ol ver que ello se trogo todo su veneno porque no me deje humillor.

Cominé unos cuodros poro esperor o que Emiliono vengo por nosotros.

—Olvide mi celulor

—No importo bebé puedes usor el mío—Deje un beso en su mejillo —¿Te moleston mucho esos niños?.

Él osiente con lo cobezo —Me quiton mis juguetes y me empujon.

—No le dices o popi.

Él niego con lo cobezo —Lo brujo me dice que no le digo.

—¡Así no se juega, niños!.

—Tú no me dices que hacer—Me grita el mayor y el menor me lanza un carro el cual golpea mi rodilla.

Eso me hizo enfadar y me acerqué a él golpeando su mano. Fue un golpe leve, pero esté comenzó a llorar como si lo hubiera asesinado.

—Le diré a mi tía.

Cuando levanté la vista y me percaté de que Tamara está llegando me percaté de que están hablando de ella. No me extraña que esos monstruitos sean parientes suyos.

—Tía, la señora nos pegó —Me acusa el mayor escondiéndose detrás de ella

Me enfada más el hecho de que me llame señora de que diga mentiras porque a él ni lo toque y al pequeño simplemente le di un pequeño golpe.

—¡Quién te crees para irrumpir en mi casa y maltratar a mis sobrinos!.

Reí fuerte —Está no es tu casa y esos monstruitos estaban molestando a mi hijo. Deberías ponerle los límites aunque si te tienen de ejemplo es de esperar el resultado.

—Son niños jugando

—Tal vez ellos jueguen así, pero a Aarón no lo tocan —Les lance una mirada —Si vuelven a tocar a mi hijo, vendré por ustedes y los llevaré con mi perra a ella le encanta comer niños berrinchudos.

—¡Estás demente Belinda, pero Fernando se enterará de esto!.

—Por supuesto que se enterara. —Reí —Aunque te duela Aarón es hijo mío y de Fernando, por lo tanto, tendrás que soportarme toda la vida.

—Él te lo quitará y no volverás a verlo.

—Si es necesario lo sigo hasta el fin del mundo, pero nunca me alejaran de mi hijo. Pero claro no entiendes porqué tú no quieres a nadie.

—Fernando y yo nos amamos aunque a ti te duela.

—Tú estás obsesionada con él y él está contigo para olvidarme, pero ni para eso sirves.

Ella furiosa intenta pegarme una cachetada, pero yo le detengo el golpe.

—¡Lárgate!.

—Vamos Aarón.

Él carga al cachorro y yo lo cargo a él entre mis brazos para luego salir de la casa triunfantemente al ver que ella se traga todo su veneno porque no me deje humillar.

Caminé unas cuadras para esperar a que Emiliano venga por nosotros.

—Olvide mi celular

—No importa bebé puedes usar el mío—Deje un beso en su mejilla —¿Te molestan mucho esos niños?.

Él asiente con la cabeza —Me quitan mis juguetes y me empujan.

—No le dices a papi.

Él niega con la cabeza —La bruja me dice que no le diga.

—No tienes por qué temerle a esa bruja bebé. Si ella te dice algo tú envíame un mensaje y yo la pongo en su lugar.

—No quiero que se case con papi.

—Esas son cosas de adultos, pero a pesar de que este con ella papi siempre te amara y tú siempre estarás primero. Esta vez no es como con el tío José Luis y Graciela.

El pequeño debe tener miedo a hablar porque si él le decía algo a mi tío este no le tomaba importancia debido a lo embobado que estaba con ella. Lo tomaba como asuntos de niños o inventos.

—Si tú le dices a Fer él te escuchara y te creerá siempre debes hablar. Si la bruja te grita o te dice cosas feas tú dile a él. No le tengas miedo a ella ni a nadie en esa casa porque nosotros dos siempre te cuidaremos.

Él asiente con la cabeza y yo deje un beso en su mejilla

—Alguien ordenó un chofer —Salimos de nuestros pensamientos cuando un carro color rojo se estacionó en frente de nosotros.

El carro se ve algo antiguo y bastante deteriorado. Reconocí al loco chofer de inmediato.

—¿Esa es tu nueva adquisición?. —Reí burlona

—Solamente necesita unos pequeños arreglo y el precio fue genial. —Él centra su vista en Aarón —¿Qué tenemos acá?

—Amor él es mi amigo Emiliano y esté es Aarón, mi principito consentido.

—Hola —Él deja un beso en su mejilla —Heredaste el cabello de mami ¿Cómo se llama tu amiguito?.

—Goku

—¿También tiene superpoderes?.

Él niega con la cabeza

—¿Seguro? —Pregunta tomando al cachorro

—Tal vez puede volar

Aarón niega entre risas —Goku no vuela

—Yo tengo un gato llamado Rommy que tiene el superpoder de dormir todo el día y despertarse exactamente a las cinco de la mañana.

—Emi mejor tomemos el autobús

—¿No ofendas a mi carro? —Él se vuelve a centrar en Aarón —¿Hamburguesa o pizza?.

—Las dos

—Bien hamburguesa, pizzas y un helado gigante, pero primero debemos encender a mi bebé.

No pude evitar reír porque yo tenía razón y el carro simplemente funciono unas diez cuadras. Debimos tomar el autobús con el cual fuimos a un restaurante cercano a mi casa.

Aarón es algo tímido, pero con las ocurrencias de Emiliano no tardo en tomar confianza. Terminaron charlando de fútbol y yo estaba aburrida como una ostra.

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