Odio a Diego, sé que lo digo muy seguido, pero él se esfuerza para que lo aborrezca cada día más.

Finge ser buena persona con los demás y debido a eso me ascendió de secretaria a asistente personal.

Dirían es bueno un ascenso porque aumento tu sueldo, pero no es así, sigo cobrando exactamente lo mismo.

Para complicar la situación además de acompañarlo en la empresa debo ir con él a los lugares que se le antojen.

Ayer se le ocurrió ir de compras y adivinen quién cargo las bolsas.

Además, debo cubrirlo cuando está con otras mujeres y llama Mariana, él me entrega el celular a mí y yo tengo que decirle que estamos en una reunión de negocios ,cuando en realidad estoy en la cafetería de un motel barato, o en la sala de su departamento de soltero.

Es increíble el apetito sexual de este hombre.Tiene sexo como yo bebo agua y en cada ocasión con una mujer diferente.

¿Cómo no contrae ninguna enfermedad ni ha embarazado a nadie?

Este sujeto ya debería tener mínimo una docena de mini Dieguitos.

Pobre la desafortunada que sea madre de sus hijos y que lo tenga que soportar como marido.

¡Es insufrible!

Salí de mis pensamientos cuando recibí una llamada al descubrir el número respondí de inmediato.

-¿Cómo está mi solecito? ¿el amor de mi vida?.

-Aburrido ¿Cuándo vienes?

Reí -¿Ah solo por eso me llamas?, no sé, corazón, tal vez llegue tarde.

-Pero, yo quiero jugar.

-Ya sé mi amor Yo también me muero de ganas de verte. Sabes que te amo, pero debo trabajar. Pronto vendrá tu cumple y quiero hacerte el regalo que siempre me pides.

-La bici

Reí -No sé, tal vez, si te portas bien lo haré.Te amo mucho.

-Te amo chau y si no vienes me como tu postre.-Es todo lo que dice antes de cortar

Salí de mis pensamientos cuando Diego salió de la habitación junto con la muchacha quién está hecha un par de lágrimas.

-¿Por qué me tratas así?

-¿A poco te la pasaste mal? -Él ríe arrogante

“Eres un cínico como puedes hacerme esto” y él responderá “Nunca te mentí”, reí internamente al imaginar la escena.

-¿Cómo puedes hacerme esto?

-Yo nunca te mentí, vete Valeria.

-Vanesa

-Es lo mismo.

Ella le lanza una mirada asesina y simplemente se marcha.

Estoy centrada en mi celular sin prestar atención al hecho de que él está vestido solo con bóxer.

-¿Qué sigue?

-Tiene cena con sus suegros a las diez y mañana hay junta con los socios temprano

-Muy bien, tú irás conmigo a la casa de Mariana

-¿Yo por qué?

-Porque estuvimos en una larga reunión de trabajo y no hice tiempo de llevarte a tu casa.

-Sería poco creíble que me lleve a la casa-Murmure

-Mojigata, aunque no parezca no me caes tan mal.

Reí por dentro debido a que si no le caigo mal no me imagino como me trataría si le caigo mal. Literalmente, me asesinaría.

-Después de todo no es tú culpa haber nacido fea y pobre.

-Agradezco sus palabras, usted si sabe levantar la autoestima.

-El asunto es que no deberías ilusionarte con mi primo.A él le gusta hacer caridad y tal vez sienta nostalgia ,por lo que ocurrió entre ustedes, pero nunca te tomará en serio.

-Lo tengo presente

-No parece, empleadita-Él lleva su mano a mi nariz -No sueñes con la cenicienta los hombres como Fer o yo nunca nos fijaríamos en ti. A lo mejor se quiere volver a quitar las ganas, pero de allí no pasará.

-Nunca entendí ¿por qué me incluyo en esa apuesta?

Él ríe, no noto una gota de arrepentimiento -Porque quería ponerte en tu lugar y dejarte claro que nunca me fijaría en ti. En principio pensé ser yo quién tendría que desvirgarte, pero me dio asco y por eso le pedí el favor a Fernando.

Debo contener las lágrimas porque no le daré el gusto de llorar.

-Todavía recuerdo cuando nos contó de su noche, lo cursi que fuiste, lo melosa y como se contuvo para no vomitar, cuando te vio desnuda a la mañana siguiente, él no soportó y salió corriendo. -En ese instante ya no contuve las lágrimas

-¡No seas dramática, Belinda! Eso es parte del pasado. -Es todo lo que dice antes de marcharse

Cuando él se marchó no me contuve, limpie mis lágrimas con el pañuelo y salí del apartamento, no creo asistir a esa casa, en donde estará él, no soporto verlo sin sentir asco y odio.

¿Cómo pudo contarles sobre nuestra intimidad a Diego?.

Salí del departamento y comencé a caminar por las calles ,en busca de una parada de autobuses, o un sitio de taxis. En este instante siento lo mismo que sentí cuando intente acabar con mi vida.

Siento odio y asco de mí misma, me siento sin salida, pero ahora tengo una razón para seguir con vida.

Él es más importante que ellos. Me necesita y nunca lo dejaré solo como mis padres me dejaron a mí.

Salí de mis pensamientos cuando el celular comenzó a vibrar. Es él, pensé cortar la llamada, pero no lo hice.

-Estamos esperando a Diego ¿Está contigo?.

-No tienes una idea de cuanto te odio. ¡¿Por qué mierda tuviste que regresar?! -No logró controlar mis sollozos

-¡Belinda, calma!

-Eres lo peor que me paso en la vida. No entiendo que te hice para merecer esto.

-¿Dónde estás, mi vida?

-¡Te odio! -Es todo lo que dije antes de cortar la llamada

Me senté en un banco de un parque dedicándome a llorar hasta que escuche una bocina de un carro.Bajo un conductor, pero no es Fernando.

-¡Al fin te encuentro! ¡Deja de llorar y sube al carro!.

-No iré a ningún lado, Diego.

Al verme llorar noto que se enfurece aún más ,él jala mis brazos logrando que me levante del banco, pero yo ejerzo fuerza.

-¡No iré!

-¡Tú haces lo que yo ordeno, Belinda!

-¡No voy a ir y no me importa si me despide!

Él lleva sus manos a mi cabello y me lo jala con fuerza.

-No me importaría lastimarte

No cedi y seguí forcejeando con él, para defenderme, debí pegarle un puntapié porque me estaba lastimando, pero él no cede e insiste en adentrarme en el carro.

No sé si fue su culpa, la mía o la de los dos, el punto es que caí al suelo.

No fue una caída simple debido a que estaba en una altura considerable. Logre mover mi cuerpo para caer sobre mi brazo y mis rodillas evitando golpear mi cabeza, pero mi pierna no deja de sangrar, creo que había un vidrio o algún objeto con el cual me lastime.

Cuando levanté la vista, me percaté de que él me está mirando aterrado.

-¡Mierda! ¡Mierda! ¡No quise…!.

Él baja cuidadosamente al lugar en el que me encuentro tirada para ayudarme a levantar, pero cada parte de mi cuerpo duele.

-No dejas de sangrar.

-¡Me duele! -No logró controlar mis lágrimas -¡Maldita sea Diego!

-¡Mierda y más mierda! -Él se ve más preocupado que yo-No mueras o iré a prisión.

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