Un Beso Que Le Atrapó A Mi Señor Perfecto Novela Completa
Capítulo 2288

Capítulo 2288 

A pesar de que Maira estaba preocupada de que esto pudiera hacer que Leonardo se sintiera cansado, no había duda de que su compañía continua le daba una gran sensación de seguridad y hasta le mejoraba el ánimo. 

Leonardo, al ver que su presencia era beneficiosa para la condición física de Maira, se sintió muy contento. Estaba agradecido por haber escuchado los consejos de Andrea y haber notado los problemas psicológicos de Maira. 

a su casa para 

Sin embargo, en los últimos días Majra no paraba de insistir en que queria regresar a descansar, ya no quería seguir en el hospital. 

“Escuchaste lo que dijo el doctor ayer, ¿verdad? Ya estoy casi recuperada, el doctor mencionó que puedo seguir descansando en casa sin problemas.” 

Mientras Leonardo ordenaba unas cosas, la mirada de Maira lo seguía de un lado a otro. 

“Quédate un par de días más en el hospital.” 

“Todavía falta que salga el resultado de un examen, cuando tengamos ese informe puedes volver a 

casa. 

La voz de Leonardo era serena, pero a Maira le sonaba un poco dura. 

“Pero en realidad quiero volver a casa, el doctor dijo que ese examen era opcional, tú insististe en que me lo hicieran, si no fuera por eso, ya estaria en casa. Extraño mucho a los abuelos, hace días que no los veo.” 

Maira realmente extrañaba a sus abuelos, que solo habían venido un par de veces desde que estaba hospitalizada. 

Ella le había pedido a Leonardo que les dijera que no vinieran. 

Después de todo, ya eran mayores y estar entrando y saliendo de hospitales no era bueno para su salud. 

Leonardo dejó de lado una planta y se volvió hacia Maira: “No hablamos con ellos por teléfono 

anoche?” 

Maira parpadeó sorprendida: “¿Eso cómo va a ser lo mismo? ¿Acaso hablar por teléfono es igual que verlos en persona? Aunque es práctico hacer videollamadas con el celular, no puedo sentir el calor de la — abuela ni abrazar al abuelo. Ni siquiera sé si han perdido peso. Cuando vuelva a casa, tengo que explicarles bien por qué no quería que vinieran a visitarme.” 

En las pocas veces que habían hablado, Brenda se había mostrado un poco molesta. Ella creía que estaba perfectamente bien para cuidar de Maira en el hospital, pero ni Leo ni Mairita estaban de acuerdo en que fuera al hospital, así que no tuvo más remedio que aceptarlo. 

“Tranquila, la abuela solo estaba bromeando, seguro que no está enojada contigo.” 

Leonardo seguía sin ceder, no es que no quisiera que Maira volviera a casa, pero mientras no tuviera el informe del examen, no se quedaría tranquilo. 

Aunque el médico había dicho que ese informe no era importante. La última vez que ella tuvo una emergencia lo había asustado y no permitiría que volviera a casa hasta estar seguro de que estaba completamente recuperada. 

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“¿De verdad no puedo volver a casa? ¿Qué tal si me llevas a dar una vuelta y luego me traes de regreso para dormir? Me encantaría pasear un poco con los abuelos por el jardin, tomar un mate con ellos, jugar una partida de ajedrez.” 

Maira, buscando una alternativa, pensaba que si al menos podía salir a tomar aire fresco sería bueno. Después de su súplica, a Leonardo le resultaba difícil hegarse. 

“¿Tanto quieres volver?” Leonardo mostraba una sonrisa en su rostro. 

Maira frunció el ceño, “Si tú estuvieras encerrado todo el día, a ver si no querrías salir a respirar aire fresco. ¡Touché! Aunque claro, ¡nada de hospital para ti!” 

Maira se detuvo a mitad de la frase, dándose palmadas en la boca, ya que no quería bromear con la salud de Leonardo. 

Leonardo esbozó una sonrisa debido a su actitud, se acercó y le acomodó un mechón de cabello, “Está bien, si tanto quieres volver, te llevare a casa por un rato. Pero en la noche tienes que regresar, y mañana después de confirmar ese informe hablamos de darte de alta, ¿de acuerdo?” 

Maira no esperaba que Leonardo cediera, sus ojos se lluminaron y casi queria saltar de la cama de la emoción. 

“¿En serio? ¿Lo prometes?” 

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“¿De verdad no puedo volver a casa? ¿Qué tal si me llevas a dar una vuelta y luego me traes de regreso para dormir? Me encantaria pasear un poco con los abuelos por el jardin, tomar un mate con ellos, jugar una partida de ajedrez.” 

Maira, buscando una alternativa, pensaba que si al menos podía salir a tomar aire fresco sería bueno. Después de su súplica, a Leonardo le resultaba difícil negarse. 

“¿Tanto quieres volver?” Leonardo mostraba una sonrisa en su rostro. 

Maira frunció el ceño, “Si tú estuvieras encerrado todo el día, a ver si no querrías salir a respirar aire fresco. ¡Touché! Aunque claro, ¡nada de hospital para ti!” 

Maira se detuvo a mitad de la frase, dándose palmadas en la boca, ya que no quería bromear con la salud de Leonardo. 

Leonardo esbozó una sonrisa debido a su actitud, se acercó y le acomodó un mechón de cabello, “Está bien, si tanto quieres volver, te llevare a casa por un rato. Pero en la noche tienes que regresar, y mañana después de confirmar ese informe hablamos de darte de alta, ¿de acuerdo? 

Maira no esperaba que Leonardo cediera, sus ojos se lluminaron y casi queria saltar de la cama de la emoción.” 

“¿En serio? ¿Lo prometes?” 

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