Se Volvió Loco Tras Mi Muerte ( Violeta and Maurino )
Capítulo 93

Capítulo  93 

“Lulu, pertenecer a la familia Paz es tu única salida, aunque aún no te hayas casado con Maurino, debes quedar embarazada de él. Esa chica puede ser joven, pero no tiene lazos de sangre con Maurino, y mientras siga a su lado, es una amenaza para ti. 

Solo teniendo un hijo podrás asegurar tu posición como la ‘Señora Paz‘.” 

Lucrecia dejó que las palabras de su mamá resonaran en su mente. Hizo lo que menos quería y nunca se había atrevido: desabrochó el botón de su cuello, mostrando su piel perfumada con el aroma de magnolias, un olor que llenaba de tentación el aire. Al deshacer el segundo botón, su busto generoso y blanco quedaba apenas cubierto por un sensual encaje y con una simple mirada, un hombre podría capturarlo todo. Su piel era tan suave que parecía romperse con un soplido, pero ya se teñía de rojo con la calidez de su aliento. 

Con los ojos cerrados, acercó su pecho un poco más a él. “Mauri, la abuela ella quiere que tengamos un hijo.” 

La mirada del hombre recorrió el cuerpo de Lucrecia, capturando cada detalle, pero sus ojos no mostraban deseo ni emoción alguna. 

‘Hermano.” 

La sonrisa floreciente de una chica pasó por su mente y la mirada seductora de Maurino se aclaró de repente. Con un gesto sereno, apartó a Lucrecia, cuya ropa estaba 

desordenada. 

La mujer lo miró confundida. “¿Hice algo mal? 

Ya somos adultos, en unos años tendremos casi treinta. Incluso si la abuela no lo quiere, yo sí quiero un hijo, un hijo nuestro.” Lucrecia hablaba con emoción mientras acariciaba su rostro. “Si no quieres hacerlo de la forma tradicional, podemos intentar con inseminación artificial. No me importa.” 

La profunda mirada de Maurino era un pozo de silencio, y Lucrecia no podía adivinar sus pensamientos, ni él mismo sabía qué quería. 

Abrochándole los botones, tocó su oreja con la palma de su mano, caliente y áspera. “Dame un poco más de tiempo, ¿sí? Hasta el día del compromiso.” 

Lucrecia movió sus labios, como queriendo decir algo, pero al final optó por la paciencia, suavizando su expresión y sonriendo. “Está bien, espero ese día.” Se acercó y besó la comisura de sus labios, luego se acomodó en sus brazos, su cuerpo era frágil y flexible. “Entonces, ¿cómo piensas compensarme por tu ausencia de anoche?” 

Maurino acomodó a la mujer en sus brazos y sacó una cartera de cuero negro del bolsillo interior de su traje. Era una tarjeta negra sin límite de crédito. “Compra lo que quieras., 

01/2 

Quiero que seas tú quien me lo compre.” 

A las ocho y media de la noche. 

Noticias de entretenimiento. 

El presentador anunció, “el presidente del Grupo Paz, Maurino Paz, gastó seis millones de dólares en una gala benéfica para adquirir un juego de joyas de diamante para su prometida, la señorita Salazar.” 

Las pantallas mostraban fotos de Maurino y su prometida entrando al salón de subastas, todos los focos de las cámaras apuntaban a la pareja perfecta. 

En el destartalado apartamento de alquiler de Residencia Mar Azul, Violeta saltaba desde el baño hacia el sofá, observando las quemaduras que le cubrían desde el empeine hasta el tobillo. 

Habiendo trabajado tres horas en un empleo parcial, sus pies habían sufrido quemaduras. 

No tenía la vida de una chica adinerada, pero sí sus limitaciones. 

Después de clases, Violeta encontró un puesto de antojitos nocturnos donde trabajar a medio tiempo, ganando medio dólar por hora. Maurino ya había pagado su matrícula de un solo golpe y el dinero en su tarjeta estudiantil alcanzaría para comer durante tres años. Aparte de lo que necesitaba para vivir, no gastaba mucho al mes. 

Ella no era exigente con la comida; si tenía pan para llenar el estómago, estaba bien. 

¿Pero, quién iba a imaginarlo? No ganó casi dinero, pero terminó lastimándose. El jefe estaba cambiando las brasas, mientras ella esperaba al lado, cuando de repente alguien la empujó y se quemó el pie. Aparte de las tres horas de sueldo que eran $1.50, el jefe le dio $5 adicionales por la quemadura; Tuvo esa consideración solo porque era una chica 

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