Capítulo 60 

Lucrecia esbozó una sonrisa en sus labios, con esa actitud suave y delicada, parecía una dama de alta alcurnia de tiempos antiguos. “El amor juvenil no está bien, todavia eres joven, apenas estás en primer año de preparatoria y deberlas enfocarte en tus estudios. Ese cariño que sientes por Adrián podemos considerarlo un pequeño secreto entre nosotras, prometo no decirle nada a Mauri. 

Mauri me ha contado todo sobre tu situación y como sabes, él es una persona de gran corazón, Tus padres le salvaron la vida y él al haberte criado, naturalmente te trata como a una de la familia. 

Te quiere mucho, pero eso es solo afecto fraternal, lo que cualquier hermano sentiria. 

Mauri es hijo único, asi que técnicamente eres su única hermana. Si no es bueno contigo, ¿entonces con quién lo será? 

Pero tampoco puedes hacer cosas que lo decepcionen.” 

Violeta asintio con la cabeza. “Si, gracias cuñada, por decirme todo esto. 

Por favor, cuñada, no le digas a mi hermano que me gusta Adrián, ¡de verdad no le digas!” 

Lucrecia sonrió y asintió. “Entendido, Violeta.” 

Violeta notó que la mirada cautelosa en los ojos de Lucrecia habia desaparecido. Después de decir todo eso, no parecia tener ninguna intención de ponerla a prueba. 

¿Acaso Lucrecia era realmente inocente? 

En su vida pasada, ella sabia que la taza de agua estaba envenenada, pero aun asi, la bebio. ¡Lucrecia, también era culpable! Siempre buscó la oportunidad para deshacerse de ella. 

¿Y siempre actuó como una victima frente a Maurino! 

En su vida pasada, perdió porque no era como ella, no sabía ocultar su verdadera naturaleza. 

Pero, en esta vida, mantendria la paz

Después de que Lucrecia se casara con su hermano, se iria lejos. 

Tratar con Mauri y Lucrecia resultó ser más dificil que resolver los complicados problemas de matemáticas que Adrian le había dado. 

La Villa del Sol era una mansión que se extendia por cientos de metros cuadrados, mantenida por más de una docena de empleados que cuidaban cada detalle de la vida diaria de Maurino. 

Al llegar a su destino, Violeta fingió timidez y asombro ante la imponente casa. 

Despues de bajarse del coche, Lucrecia tomó su mano, temiendo que estuviera incomoda. “No tengas miedo, piensa en este lugar como si fuera tu propia casa. Tenemos empleados que pueden atenderte si te aburres y puedes pasearte por donde quieras.” 

Violeta asintió, Lucrecia era una dama de porque en este mundo, algunos nacen co 

ta sociedad y miraba a los demás con cierta lastima, 

Vilegios y otros no. 

En su vida pasada, Violeta vivió alli, conviviendo muchos años con su hermano. 

Ahora que habla vuelto, no sentía gran cosa. 

¿Quién iba a pensar que no era la primera vez que Violeta venia aquí? Al entrar a la mansión, los empleados se alinearon. “Bienvenidos a casa, señor y señora.” 

Al ver una nueva cara, los empleados evaluaron a Violeta disimuladamente. 

Como la señora de La Villa del Sol, Lucrecia la presentó: “Esta es Violeta, la hermana de Mauri. A partir de ahora, ella será parte de nuestra familia y todos deben cuidarla bien.” 

“Por supuesto, señora. Bienvenida, Srta. Violeta.” 

Lucrecia llevó a Violeta al majestuoso salón. “Es tu primera vez aquí, así que eres nuestra invitada. Siéntate en el sofá mientras te traigo un vaso de agua.. 

También tenemos un jardin, después puedo acompañarte a dar un paseo.” 

“No, no hay necesidad de molestarte tanto.” Violeta sentía la mirada de Maurino sobre ella, pero fingia no notarlo hasta que su voz grave y clara resonó: “Hay mucho tiempo por delante, no hay prisa.” 

El hombre dijo: “Violeta, ven conmigo.” 

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