Capítulo 12 Nuevos recuerdos

Julia se quedó clavada en el sitio, totalmente sorprendida. Natán ordenó: —¡Sebastián, sube y baja una de mis camisas para mi madre, para que pueda echarle un buen vistazo! Sebastián subió rápidamente a por la camisa al oír sus palabras. Julia y Sandra no tendrían más remedio que creer una vez que lo vieran por sí mismas. Sebastián volvió rápidamente con una camisa y depositó ambas camisas sobre la mesilla. Aunque la camisa que se había puesto Cristina tenía algunas arrugas, era evidente que era la de Natán cuando vieron que en el cuello derecho de ambas camisas estaba bordada la letra N en dorado. Las camisas de Natán estaban hechas a medida por sastres iruseano. Cada camisa tenía la letra N bordada en el cuello derecho. El rostro de Julia palideció.

No tuvo más remedio que creerlo con la verdad ante sus ojos. Su tensión volvió a subir y estuvo a punto de desmayarse. Sebastián se apresuró a acercarse a ella y la sostuvo. —Señora Herrera, ¿la mando de vuelta? Julia resopló fríamente antes de dejar que Sebastián la apoyara y marcharse. Para empezar, Sandra no tenía ninguna relación con la familia Herrera. Sólo conocía a Julia, así que no tenía ningún motivo para quedarse después de que ésta se marchara. Pronto se oyó el ruido del motor de un coche desde el patio delantero. —El público se ha ido. No hay necesidad de continuar el espectáculo —Cristina saltó del abrazo de Natán como una ardilla. Natán frunció las cejas. «¿Era yo sólo una herramienta que ella utilizaba para hacerles enfadar?» —Ven aquí, Cristina —dijo en voz baja, con un deje de fastidio. Cristina le ignoró. Se miraron un momento antes de que ella corriera rápidamente escaleras arriba. Al entrar en el dormitorio principal, se puso un camisón. De repente, la puerta se abrió de un empujón y alguien la envolvió en su abrazo por detrás. —¿Qué haces? Me estoy cambiando! Cristina se estaba poniendo el camisón, de modo que Natán podía verle la cintura y las piernas desnudas. Su nuez de Adán se balanceó, y los latidos de su corazón y su respiración se aceleraron. —No es como si no lo hubiera visto antes —Natán soltó una risita. Iba vestido con un traje de alta gama. El chaleco negro acentuaba su cintura, y su postura erguida desprendía un aura dominante. Cristina lo apartó de un empujón, enfadada. —¡No vuelvas a mencionar lo que pasó aquella noche! Para ella fue un accidente, y estaba decidida a no dejar que afectara a su vida. Sin embargo, no esperaba que Natán fuera su mayor obstáculo. Natán le sujetó la barbilla y entrecerró los ojos. —

Si no puedo mencionarlo, te dejaré revivirlo. No, ¡crearé nuevos recuerdos contigo! Los ojos de Cristina se abrieron de par en par. La levantaron ligeramente y la arrojaron sobre la cama. Natán le sujetó las manos por encima de la cabeza y se inclinó para admirar sus preciosos rasgos faciales. Tenía un aroma especial. Era seductor y adictivo. —¿Estás loca? Suéltame —Si aquella noche fue un accidente, esta noche su actitud enérgica fue deliberada. Cristina se negó a que se saliera con la suya, pero era como un conejito que no podía luchar contra el lobo feroz. —Si te dejo ir, ¿te comportarás? —Natán arqueó una ceja. Cristina se quedó sin habla. «¡Claro que no!» Por alguna razón, Natán sintió un impulso inexplicable de adorarla mientras la miraba a los ojos llorosos y a las mejillas sonrosadas. Se inclinó hacia ella y apretó los labios contra los suyos.

Sᴇarch the FindNovel.net website on Gøøglᴇ to access chapters of novels early and in the highest quality.

Tip: You can use left, right keyboard keys to browse between chapters.Tap the middle of the screen to reveal Reading Options.

If you find any errors (non-standard content, ads redirect, broken links, etc..), Please let us know so we can fix it as soon as possible.

Report
Hᴇlp us to clɪck the Aɖs and we will havε the funds to publish more chapters.