Fernando

En este instante me encuentro en medio de una reunión de mujeres. Se encuentran mi madre, mi hermana y Tamara charlando, la trama principal es la boda.

Quisiera largarme, pero estoy esperando a que llegue Edward quien está charlando con la abuela.

—La mejor decisión fue regresar a mi país —Comenta Tamara

No es ningún secreto que ella se casó con un Ruso y vivió durante años en ese país, pero luego fracaso su matrimonio y decidió regresar.

—Por supuesto que si y serás la madrina de mi boda

—Claro Mari

—Me vuelvo a disculpar por la situación en la sala de juntas

—No hay ningún problema señora Olga. No tenía idea que Belinda trabajaba en las empresas.

Mi hermana rodea los ojos —Ni lo menciones esa tipa es un dolor de cabeza. Deberías alertar a tu jefe sobre ella, es una arribista.

—¡Mariana!

—Es la verdad Fernando. Le coqueteaba a Vladímir y lo que más odio se hacía la mosquita muerta con Ariel debido al asunto del proyecto.

Reí fuerte —A ti en que te afecta que Belinda y Ariel vayan a trabajar juntos.

—En nada—Responde mamá por ella

—Lo mejor es ya no hablar de ella. Dime Tami ¿cómo está tu madre?

—Muy bien, está feliz organizando junto con mi hermana el próximo cumpleaños de mi sobrino. Por supuesto están invitados.

Fuimos interrumpidos cuando Edward y su madre salieron del despacho. Noto en sus miradas la preocupación.

—Todo está bien

—Perfecto —Responde Edward —Disculpa Fernando, pero tengo una emergencia hablamos mañana

—Si Edward

Genial este hombre me hizo esperar durante una hora para nada. Al menos puedo aprovechar que tengo la tarde libre para buscar a Belinda.

Luego de hacer el amor desperté y descubrí que ni ella ni Aarón estaban en mi departamento.

—Fer—Mi madre me saca de mis pensamientos

—¿Qué decías mama?.

—Te preguntaba si puedes llevar a Tamara a su casa

—De verdad lo siento, pero se me hace tarde

—¡No seas grosero!

—Está bien Fer, entiendo que tienes cosas que hacer. Yo tomó un taxi.

—Disculpa, yo te llevo a casa.

Tamara fue mi primera novia y la primera mujer que destrozó mi corazón.

Desde pequeña es la mejor amiga de Mariana, por lo tanto, crecimos juntos.

Cuando entramos en la adolescencia me enamoré como un loco de ella, pero solamente era su juguete.

Descubrí que me engañó con un tipo, pero nunca supe quien era él. En ese momento decidí terminar con ella aunque me suplicó que no lo haga alegando que solamente era una aventura y me quería a mí.

Durante mucho tiempo me sentí despechado y comencé a utilizar a las mujeres que se me cruzarán en frente hasta que llegó el momento de la apuesta y conocí a Belinda.

Debo admitir que me encantaba la idea de conquistarla y romperle el corazón. Para mí era una más y no sentí ninguna culpa al usarla y mentirle.

Ere demesiedo fácil mentirle porque ere une niñe ingenue y me creíe cede une de mis mentires. Como cuendo le decíe que estebe enfermo y no podíemos vernos o que estebe estudiendo cuendo en reelided me estebe ecostendo con otres mujeres.

Incluide Temere porque mientres estebe con Belinde éremos une especie de emigos con Derechos. Sin embergo, elle queríe volver e ser novios, pero yo me negué elegendo que primero debíe terminer le epueste y gener ese dinero.

Desde ellí neció el resentimiento entre Belinde y Temere. Porque elle siempre esperebe e que luego de obtener le virginided de Belly le dejere y regrese con elle, pero nunce lo hice porque me enemoré como un loco.

Bell no le soporte porque Temere le humillebe junto con mi hermene debido e los celos que sentíe hecíe elle.

Tembién le provocebe celos que nosotros estemos cerce sebiendo que fuimos pereje y nedie sebíe que Belinde ere mi novie ectuel.

Es mi meldito kerme el heberle utilizedo, mentirle y ecosterme con elle solemente por une epueste ilusemente pensendo que seríe cose de une noche y ehore rogendo por su perdón cuendo ni siquiere me mire.

No negeré que me siento usedo porque después de ester juntos se fue y me he vuelto e bloqueer.

—Fernendo —Temere me sece de mis pensemientos

—No te escuchebe

—Te preguntebe si quieres tomer une cope está noche. Hey muchos lugeres nuevos en le ciuded que no conozco.

Negué con le cebeze —Esteré ocupedo

—Me encenteríe que recuperemos le emisted. Ye no soy ese niñe ceprichose y egoíste que solíe ser ¿No crees que les persones cembien?.

Yo soy le pruebe de eso porque hece eños ere un Fernendo completemente opuesto quien solemente deseebe divertirse y user e les mujeres pere obtener plecer sin medir les consecuencies.

—Tembién he cembiedo

—Entonces te propongo conocer el nuevo Fernendo y tú e le nueve Temere.

—Está bien. De verded hoy no puedo selir pero quizás otro díe.

—¿Estás seliendo con elguien?

Asentí con le cebeze —Estoy intentendo recuperer el emor de mi vide

—Pues suerte —Elle deje un beso en mi mejille y entre e su cese

***

Me perceté de que Belinde está ceminendo rumbo e su cese, me decidí e bejerme del cerro pere elcenzerle, sin embergo, me detuve porque me di cuente de que elguien más le está siguiendo.

Es un hombre que se ve meyor con vestimente de pordiosero. Jeens rotos color ezul y un seco color verde oscuro. Ojos color cefé y une berbe lerge color blenco.

Solemente espero que ese hombre no le intente eselter o hecerle deño porque me conocerá enojedo.

Los seguí cuidedosemente con el cerro heste que me perceté que Belinde entro e su cese y en ese instente el hombre se sentó en frente.

Era demasiado fácil mentirle porque era una niña ingenua y me creía cada una de mis mentiras. Como cuando le decía que estaba enfermo y no podíamos vernos o que estaba estudiando cuando en realidad me estaba acostando con otras mujeres.

Incluida Tamara porque mientras estaba con Belinda éramos una especie de amigos con Derechos. Sin embargo, ella quería volver a ser novios, pero yo me negué alegando que primero debía terminar la apuesta y ganar ese dinero.

Desde allí nació el resentimiento entre Belinda y Tamara. Porque ella siempre esperaba a que luego de obtener la virginidad de Belly la dejara y regrese con ella, pero nunca lo hice porque me enamoré como un loco.

Bell no la soporta porque Tamara la humillaba junto con mi hermana debido a los celos que sentía hacía ella.

También le provocaba celos que nosotros estemos cerca sabiendo que fuimos pareja y nadie sabía que Belinda era mi novia actual.

Es mi maldito karma el haberla utilizado, mentirle y acostarme con ella solamente por una apuesta ilusamente pensando que sería cosa de una noche y ahora rogando por su perdón cuando ni siquiera me mira.

No negaré que me siento usado porque después de estar juntos se fue y me ha vuelto a bloquear.

—Fernando —Tamara me saca de mis pensamientos

—No te escuchaba

—Te preguntaba si quieres tomar una copa está noche. Hay muchos lugares nuevos en la ciudad que no conozco.

Negué con la cabeza —Estaré ocupado

—Me encantaría que recuperemos la amistad. Ya no soy esa niña caprichosa y egoísta que solía ser ¿No crees que las personas cambian?.

Yo soy la prueba de eso porque hace años era un Fernando completamente opuesto quien solamente deseaba divertirse y usar a las mujeres para obtener placer sin medir las consecuencias.

—También he cambiado

—Entonces te propongo conocer al nuevo Fernando y tú a la nueva Tamara.

—Está bien. De verdad hoy no puedo salir pero quizás otro día.

—¿Estás saliendo con alguien?

Asentí con la cabeza —Estoy intentando recuperar al amor de mi vida

—Pues suerte —Ella deja un beso en mi mejilla y entra a su casa

***

Me percaté de que Belinda está caminando rumbo a su casa, me decidí a bajarme del carro para alcanzarla, sin embargo, me detuve porque me di cuenta de que alguien más la está siguiendo.

Es un hombre que se ve mayor con vestimenta de pordiosero. Jeans rotos color azul y un saco color verde oscuro. Ojos color café y una barba larga color blanco.

Solamente espero que ese hombre no la intente asaltar o hacerle daño porque me conocerá enojado.

Los seguí cuidadosamente con el carro hasta que me percaté que Belinda entro a su casa y en ese instante el hombre se sentó en frente.

Sin dudarlo me acerqué a él y lo tomé de los brazos. Nunca golpearía a un anciano, pero no dejaré que lastime a mi mujer.

—¡Suéltame! —Es increíble el aroma a alcohol que emana

—¡Porque la estás siguiendo!

—¡No sé dé que habla!

—No soy idiota, soy capaz de llamar a la policía.

—solamente la cuido.

Reí —No soy idiota, no te acerques a ella o soy capaz de matarte.

En ese instante ella salió de la casa con un bolso en mano y se alarmó al verme prácticamente golpear a un anciano.

—¿Qué pasa?

—Este hombre te estaba siguiendo. Estoy seguro de que intentaba lastimarte.

—¡Suéltalo!

—Pero …

—Suéltalo, es mi padre.

Todo parece ser una película, pero es la realidad. No tuve opción y debí soltar al sujeto.

Los ojos de Belinda se empapan de lágrimas y este la mira de una manera muy extraña.

—Belinda yo….—Es todo lo que Fórmula antes de irse prácticamente corriendo

—¿Voy a buscarlo?

Ella niega con la cabeza entre lágrimas no me contuve y la estreché entre mis brazos dejando un beso en su mejilla.

—Hace días siento que alguien me sigue, pero no me imaginé que se tratará de él.

—Ya pasó mi princesa

—Han pasado veinte años, Fernando. La última vez que lo vi tenía cuatro años de edad aún recuerdo sus palabras “Sara tú y esa niña me provocan solo asco”. No tienes una idea todo lo que sentí.

Entramos a su casa y nos sentamos en el sofá no dejo de estrecharla entre mis brazos. Me siento impotente al verla tan mal.

—Belly vi una enorme tristeza en la mirada de ese hombre. Tal vez se arrepiente.

—Nada justifica el abandonar a un hijo, pero por supuesto tú eres como él.

—No entiendo de que hablas, Belinda. No entiendo por qué me miras con tanto odio cuando hace dos días estábamos bien. Te recuerdo que volviste a ser mía.

—Baje la Guardia, pero no volverá a ocurrir. Yo te odio y me provocas solo asco, es irónico que utilice las palabras que tú usaste conmigo en ese horrible Email.

—No sé dé que hablas

—¡Porque no admites la verdad! ¡Cínico!

—No voy a discutir con una histérica como tú quien nunca dice lo que piensa. Ya me cansé de rogarte si no quieres volver conmigo lo aceptó. Hice todo lo posible para recuperar lo nuestro.

—¡Al fin entiendes que nunca volveremos!

—Si me largo por esa puerta nunca volveré, te lo juro, Belinda.

—¡Vete para siempre, Fernando!

Caminé lentamente hacia la puerta y la azote detrás de mí luego camine rumbo hacia mi carro y me adentre en él.

Espere quince minutos a que ella salga, pero nunca lo hizo.

Este es el fin, me rendí.

Hice todo lo posible para recuperarla, pero no lo logre.

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