Capitulo 1942 

Capítulo 1942 

Durante todo el verano, Alicia fue casi todos los dias a la casa de la familia Benito. 

La habitación de Octavio ya casi no se diferenciaba de la de ella. 

Por todos lados habia huellas de su presencia; en la cama estaba su almohada y el peluche con el que solla dormir, en el armario colgaban sus ropas de cambio e incluso en el baño estaba su shampoo y gel de baño de uso diario. En la mesa siempre habia un ramo de flores frescas que ella cambiaba a diario, junto con otros adornos, y al lado estaban sus libros de estudio, pegados a los que él solia leer. 

No lo notaba mientras ella estaba, pero cada vez que se iba y lo dejaba solo en su habitación, miraba a su alrededor y en todas partes habia cosas de ella. 

Incluso cuando finalmente podia sentarse a leer un rato en silencio, los adornos sobre la mesa que hacían ruido cada pocos segundos le dificultaban tranquilizarse. 

No encontraba paz aun cuando ella no estaba 

Octavio simplemente dejó su libro a un lado, se recostó en la silla y se puso a mirar los adornos sobre la mesa, pero sus ojos oscuros no revelaron ninguna emoción. 

En teoria, las chicas de edades similares suelen formar fácilmente una relación de hermandad. 

Pero Alicia y Mireia no eran asi, incluso viviendo bajo el mismo techo, sus interacciones se limitaban a conversaciones necesarias y poco más. 

Al tener una niña más en casa, Lisandro naturalmente tenia que prestarle más atención. Ahora Mireia también recibia una parte de lo que antes era solo para Alicia. 

Lisandro incluso había hablado en privado con Alicia más de una vez, pidiéndole que cuidara de Mireia, que cediera cuando fuera necesario, diciéndole que Mireia era nueva en el lugar y que al ser de la misma edad, seria fácil que se hicieran amigas. 

Quizás era la rebeldia innata en Alicia o quizás no le gustaba que su papá le prestara tanta atención a otra chica que no fueran ella, tal vez era porque Mireia habia pasado más tiempo con Octavio que ella, o todas esas razones estaban 

presentes. 

Decla que si con la boca, pero 

pero sus acciones siempre eran las mismas. 

Mireia sabía que Alicia iba a la casa de los Benito para ver a Octavio, lo supo después de que volviera de alli por 

primera vez. 

No preguntó directamente, pero durante la cena, mientras Alicia jugaba con la comida en su plato, le preguntó de 

repente

¿Crees que Octavio tiene algún problema? ¿Quién no tiene decoraciones en su habitación? ¿Qué clase de manía es 

esa? 

Ella no sabia por qué preguntaba eso, pero realmente no tenía idea. 

“Quizá todavía no ha decidido qué decoración quiere“, fue su respuesta. 

Entonces Alicia raramente le mostró una sonrisa, “¿De verdad?” 

En ese momento Mirela recordó algo y levantó la vista hacia ella, “¿Entraste en su habitación?” 

Alicia murmuró una respuesta, “Fui a que me ayudara con la tarde.” 

Sus dedos se tensaron alrededor de los cubiertos 

El nunca habla querido que nadie entrara en su habitación, así había sido incluso en el extranjero. La primera vez que ella habla intentado entrar en su habitación, no habla dado ni dos pasos cuando él la detuvo con una cara seria 

Más tarde se enteró de sus hábitos a través de la Sra. Lorena y desde entonces nunca habla vuelto a entrar en su 

habitación. 

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Después de tantos años juntos, había sido testigo de sus tabúes, pero nunca imaginó que Alicia pudiera romperlos tan fácilmente. 

Y no solo una vez, sino durante todo el verano. 

Cada vez podia ver cómo Alicia se llevaba cosas de casa y volvía con las manos vacías; sabia perfectamente a dónde iban esas cosas sin tener que pensarlo mucho

¿Pero qué eran esas cosas? 

Almohadas, cojines, peluches, incluso ropa, shampoo, gel de ducha y más. 

Si un dia Alicia decidiera quedarse a vivir en su casa y no regresar, pensaba que no habria ningún problema. 

¿Todos consentían tanto a Alicia? 

Todos la mimaban, la querian. 

Ella pensaba que era una princesa mimada, que creció siendo bonita y encantadora, decía cosas lindas que los hacian felices y por eso recibia tanto cariño de la familia Valdivia. 

Pero nunca se imaginó que a todos les gustara, Incluido Octavio. 

En dos dias seria el regreso a clases y después de cenar, Lisandro recibió una llamada inesperada de su abuelo, quien había pasado más de dos meses de duelo en casa tras la pérdida de su hijo. 

Colgó el teléfono y les dijo a Alicia y Mireia que el abuelo iria a almorzar al día siguiente. 

Asi que Alicia no podría ir a ver a Octavio al día siguiente y eso la dejó algo decepcionada. 

Mireia se veia pálida, con las manos nerviosamente entrelazadas y un brillo de pánico en sus ojos. 

Lisandro se acercó y le dio unas palmaditas en el hombro; ella se sobresaltó y se encogió. 

“No te pongas nerviosa, Alicia y tú son igualmente sus nietas, eres una niña buena y seguro que le caerás bien al abuelo.” 

Mireia no estaba segura de si le agradaria al abuelo, solo sabia que a él no le gustaba su madre y ni siquiera cuando ella dejó este mundo, la reconoció como su nuera. 

La Sra. Lorena parecía muy enojada cuando hablaba de eso, 

Hasta el dia de hoy, Mireia no entendía por qué estaba tan enojada 

Alicia eligió dos fresas del frutero y se fue a su habitación. 

Alli sacó su celular de debajo de la almohada y llamó a Octavio. 

La llamada tardó en ser contestada y ella podia imaginar el teléfono sonando sin cesar en su habitación, mientras él seguia imperturbable, decidido a terminar la página que estaba leyendo antes de atender. 

A veces se preguntaba, con esa actitud suya, cuántas personas más le llamarian, jo seria solo ella y por eso la hacial esperar? 

Después de un rato, finalmente contestó. 

Una voz clara y limpia sono al otro lado del teléfono, “¿Qué pasa?” 

Ella se tumbó en la cama, jugueteando con la oreja de un peluche, sintiéndose un poco desanimada. 

“Mañana no podré ir a tu casa, dile a Paola que no necesitará cocinar algo rico para mi,” 

Octavio fruncid ligeramente el ceño, sin mostrar inucha emoción. 

“Entendido.” 

Alicia frunció el ceño, “¿No vas a preguntar por qué?” 

Octavio guardó silencio un par de segundos, con una voz calmada, “¿Por qué?” 

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Esa actitud indiferente realmente la molestaba, asi que hizo una mueca pero respondió: “El abuelo vendrá mañana.” 

Hubo una pausa del otro lado, seguida por una breve respuesta. 

Alicia tomó una profunda respiración, frustrada, colgó el teléfono y apretó la oreja del peluche con fuerza. 

Octavio lanzó el teléfono en la cama, se quedó en silencio por unos segundos y luego bajó con un vaso de agua. Paola estaba discutiendo con los otros sirvientes sobre qué cocinar para el día siguiente, mientras Lorena miraba las noticias en la sala. 

Ella tenia que estar al tanto de la empresa todos los dias. Lisandro le habia asignado un gerente general interino y aunque no dudaba de su confianza, quería estar informada. 

En realidad, era solo una figura decorativa; los informes y balances la mareaban. 

Cada fin de mes, ella simplemente delegaba las tareas al gerente general, luego le pasaba los datos a Lisandro para confirmar. 

Más que una empresa de la familia Valdiva, parecía un apéndice de la misma. 

Pero la actitud de Lorena hacia todo eso era extraña. 

No le gustaba la familia Valdiva, pero confiaba en Lisandro.. 

Cuando él bajó, su madre apenas le echó un vistazo. 

Octavio entró al comedor y mientras se servía agua, comentó con indiferencia: 

Haz algo sencillo para el almuerzo de mañana, la señorita Alicia no vendra.” 

Paola asintió con un “Está bien“. 

Saliendo del comedor, Lorena lo llamó de repente. 

“Escuché que la pequeña princesa va a saltarse un grado?” 

Octavio se detuvo y con un “si” distante, lo confirmó. 

Lorena guardo silencio por un momento, “¿Por qué no viene mañana?” 

Su hijo la miró friamente, “No tengo por qué saber cada detalle de sus asuntos” 

Lorena se cruzó de brazos y se recostó en el sofá, sin mostrar emoción alguna en su rostro. 

La empresa siempre habia estado bajo la protección de la familia Valdivia y todos giraban en torno a esa princesita. Lo mejor era mantenerla contenta. La pequeña tenía un carácter que nadie podia controlar, era raro que alguien le cayera bien. 

“Creo que ya puedo participar en los asuntos de la empresa.” 

“Eso no está en conflicto con mantenerla contenta.” 

Octavio no dijo más y subió las escaleras. 

La voz de Lorena sono detrás de él, “Octavio, Mireia acaba de llegar a la familia Valdivia, está muy sensible, no la ignores demasiado, siempre te ha hecho caso.” 

Él se tensó pero no respondió. 

Al día siguiente, el mayor de los Valdivia llegó a las nueve de la mañana. 

Mireia, vestida con el vestido que Lisandro habla mandado preparar para ella, se paró nerviosa detrás de él. 

El abuelo no tenia ni una sonrisa en su rostro, sus labios estaban apretados, con una mirada severa y el ceño fruncido, imponia respeto sin necesidad de enojarse. 

Ella lo pensó toda la noche, pero no sabía como enfrentarse a este supuest 

supuesto abuela

Era su abuelo, pero no le gustaba su madre, debla odiarlo, pero no podía perder su respeto, sin embargo, respetarlo le 

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hacia sentir que estaba traicionando a su madre, que habla sufrido mucho. 

No encontraba un equilibrio, no sabia cómo enfrentarse a ese “abuelo“. 

Ahora, la presencia del abuelo solo le provocaba ansiedad y miedo, no podía pensar en cómo odiarlo. 

Lisandro la llevó delante del abuelo, ‘Papá, esta es Mireia, la hija de mi hermano Cristian. Mireia, dile hola al abuelo.” 

Mireia de trece años, confundida, siguió a Lisandro y dijo con voz baja “abuelo“. 

Su voz era muy suave, con nerviosismo y una sensación de distancia. 

El abuelo la observó un rato y luego volvió su mirada hacia Lisandro. 

¿Dónde está Alicia?” 

Mireia apretó los labios. 

Lisandro suspiró levemente, quizá por la actitud fria del abuelo hacia Mireia o por lo que Alicia le hacía pasar. 

“Le dije a esa niña que se levantara temprano, ya la llamo.” 

El abuelo inmediatamente fulminó a Lisandro con la mirada, “¿Para qué la vas a llamar? ¿Para que venga con su cara de recién levantada a verme? ¿Eres tú quien la consiente!” 

Aunque dijo eso, se podía escuchar el cariño en la voz del abuelo, 

Entraron al salón y se sentaron. 

Solo entonces el abuelo volvió su atención a Mireia. 

“Ven aqui.” 

Mireia miró a Lisandro, quien le dio una palmadita en la cabeza. 

Se acercó lentamente y el abuelo la examinó de cerca un rato, su mirada finalmente brilló y luego suspiró profundamente. 

“No tienes que estar nerviosa, la familia Valdivia es tu hogar, igual que para Alicia. Las acciones que tenía tu padre serán tuyas algún día, si quieres algo, solo pidelo con confianza, nadie se atreverá a faltarte el respeto! ¿Entiendes?” 

El abuelo dijo todo eso con una cara seria, como si fuera una orden. 

Mireia solo pudo asentir con la cabeza. 

Alicia bajó las escaleras y escuchó las palabras del abuelo. 

“Abuelito, me estoy poniendo celosa.” 

Mireia vio como la cara seria del abuelo se iluminaba con una sonrisa al escuchar la voz de su otra nieta, sonriendo como un niño grande. 

“¿Ya te despertaste?” 

Alicia negó con la cabeza y se sentó al lado del abuelo, agarrando su brazo y apoyándose en él. 

“Estuve toda la noche pensando en que vendrías hoy, abuelito, y no pude dormir bien. Así que la próxima vez tienes que venir sin avisar, para que pueda dormir tranquila y luego despertar y encontrarte, será una gran sorpresa.” 

“Alicia” Lisandro estaba exasperado, esa niña realmente no sabla cuándo detenerse 

Sin embargo, su abuelo se echó a reir, “Está bien, vendré en secreto la próxima vez,” 

Lisandro funció los labios y negó con la cabeza 

No sabia cuánto de la personalidad de Alicia venía de su propia influencia. 

El abuelo fue muy amable con Mireia 

En la familia Valdivia, nadie se sorprendió, excepto Mireia 

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Oh, no solo ella. 

Durante toda la mañana, el abuelo le preguntó sobre su pasado y Mireia respondia a cada pregunta, 

Desde que tenia memoria, habia vivido con Lorena y Octavio, quienes nunca la habian tratado mal. 

Después del almuerzo, el abuelo dijo: “Deberias venir a vivir conmigo a la casa antigua.” 

Mireia se quedo atonita y echó un vistazo a Lisandro sin pensarlo. 

Lisandro dijo: “Papá, déjala quedarse aqui. Alicia y ella tienen casi la misma edad, además es más fácil llevarla y traerla de la escuela. No hay necesidad de hacerla mudar.” 

El abuelo suspiro profundamente. “Hablando de eso, tal vez deberías considerar mudarte de vuelta a la casa antigua con Alicia,” 

La expresión de Lisandro se oscureció un poco. 

Al final, Mireia se quedo 

Esa tarde, cuando todos despedian al abuelo, se encontraron con Octavio en la puerta principal de la casa. 

Vestia una sencilla camisa y pantalones negros, parado rectamente bajo el sol que se filtraba a través de las hojas del frondoso árbol de la calle, marcando su figura con sombras dispersas 

Un hombre tranquilo y distante, de una belleza nitida y serena. 

Alicia se sorprendió y corrió hacia él, mirándolo con admiración. “¿Qué haces aquí?” 

Octavio saludo con cortesia al abuelo y a Lisandro. 

Su mirada se poso en Mireia, que estaba al lado de Lisandro, por un momento antes de retirarla con indiferencia. 

El abuelo observó a Octavio por un rato y algo brilló en sus ojos. 

¿Quién es este joven?” 

Lisandro respondió: “Es el hijo del Sr. Seguro.” 

El abuelo reflexionó por un momento. “¿Es un Benito?” 

El abuelo asintió a Octavio. “Bien” 

Sin decir mucho más, echó un vistazo a Alicia, que estaba junto a Octavio, con un gesto pensativo en sus labios. 

Alicia, algo disgustada, tiró de un botón de la camisa de Octavio. 

“Te estoy preguntando, ¿por qué viniste de repente?” 

El le echó un vistazo y un chofer se acercó desde el coche para entregarle una bolsa. 

Elle 

Octavio la tomó y se la pasó a ella. “Toma.” 

Confundida por un momento, Alicia recibió la bolsa con alegria. “¿Viniste solo para traerme… qué es esto?” 

Esperaba algún regalo emocionante, pero al ver el contenido, su rostro se arrugó de inmediato. 

Una sonnsa apenas perceptible cruzó los labios de Octavio cuando dijo con una voz fría y serena. 

“La tarea de hoy” 

“Viniste solo para traerme la tares? Qué considerado, profesor Octaviol 

Alicia quiso tirar la bolsa al suelo y pesotearla con fuerza 

¿Que mas esperabas?” 

Abrazando su mochila, ella resoplá 

Mireia los observaba y sentia su corazón apretado. 

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¿Era ese el Octavio que ella conocía? 

Distante y desapegado, no dejaba que nadie se le acercara y menos aún se molestaba en conversar sin sentido con 

nadie 

Pero le permitió a Alicia entrar a su habitación, se ofreció a darle clases particulares y ahora, ¿estaba bromeando con ella

Todos trataban diferente a Alicia. 

El abuelo decia que ella era como su prima, parte de la familia Valdiva. 

Pero estaba claro que favorecia a Alicia, 

“¿Por qué estamos parados aquí? ¿No vamos a entrar?” dijo Alicia. 

Octavio metió las manos en los bolsillos del pantalón. “No, debo volver” 

Ella frunció el ceño. “¡Pero si ya estás aqui!” 

Octavio, como si no la hubiera oido, ignoró su comentario y caminó hacia su coche. 

Alicia ya conocía su carácter dificil. Justo cuando estaba a punto de irse con un puchero, la voz de Mirela resonó de repente 

“Tavito” 

Alicia se detuvo y se giró para mirarla. 

Mireia ya habia comido hacia el chico. 

Ella frunció el ceño, pero Lisandro bloqueó su vista y le dio unas palmaditas en la cabeza. “Vamos, ¿no ibamos a regresar?” 

Alicia vio que Octavio se detuvo y se giró, bajando la mirada hacia Mireia. 

“¿Qué pasa?” 

Lisandro tomó la mano de su hija. 

Mireia se quedó parada alli, en silencio durante un largo tiempo, alzando la mirada hacia él con cautela. 

“Hace mucho que no te veo, parece que estuviste ocupado todo el veran 

Octavio la observó con indiferencia, se quedó callado por un rato, luego levantó la vista hacia el frente, hacia la figura de Alicia que Lisandro llevaba hacia la villa y dijo despacio: “Parece que la familia Valdivia te ha tratado bien.” 

Mireia se mordió el labio, “SI” 

Pero a diferencia de Alicia, ella parecia una extraña. 

“Me alegro” 

La voz tranquila de Octavio cayó y se dio la vuelta para subir al coche, pero su camisa fue agarrada. 

Frunció el ceño y bajó la vista hacia su cintura, donde una mano se aferraba fuertemente a su camisa, como si hubiera 

unido mucho coraje para no retirarla bajo la mirada fria de Octavio

Tienes algo más que decir?” 

Mirease mordó fuertemente el labio, en realidad tenia mucho que decir, queria preguntarle por qué le estaba dando clases particulares a Alicia, por qué la dejaba entrar en su habitación y por qué la trataba de manera especial Pero no se atrevia 

Porque la conocía, sabia que a Octavio nunca le gustaba que cuestionaran sus asuntos 

“Viniste solo para traerle la tarea a Alicia?” 

Octavio guardó silencio por unos segundos y luego habló, su voz fria y distante. “Sueltame 

drg 

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Alicia giró la cabeza por casualidad y vio a Mirela agarrando a Octavio, su ya desagradable expresión se oscureció al instante. 

Se detuvo, pensando en volver, pero su padre la sujetó con más fuerza. 

“Cálmate, no hagas una escena.” 

Alicia levantó la vista hacia Lisandro, ¿Hacer una escena? ¿Quién le dio permiso a Mireia de tocarlo?” 

Lisandro estaba realmente exasperado, “Alicia, ellos crecieron juntos, en cuanto a sentimientos, no puedes compararte con ellos, ¿qué crees que significa su visita de hoy?” 

Alicia frunció el ceño con fuerza, retrocedió dos pasos y miró fijamente a su padre, sus palabras eran extremadamente claras. 

“¿No vino a traerme la tarea? ¿Por qué más podría ser?” 

Lisandro apretó los labios, “Vamos a regresar.” 

Alicia soltó su mano y se volvió para mirar a Octavio ya Mireia, después de un largo rato, se acercó con la cara frial hacia ellos. 

Todavía llevaba esa bolsa en los brazos y para Lisandro, su silueta parecía muy serena. 

“Octavio.” 

Cuando Alicia se acercó, él y Mirela estaban en silencio, como si no estuvieran hablando. 

Octavio la miró, retrocedió dos pasos y cerró la puerta del coche. 

La mano de Mireia que agarraba su camisa quedó en el aire. 

“¿Qué pasa?” Preguntó Octavio con tono desapasionado. 

Alicia alzó la vista hacia él, respiro hondo y sus labios esbozaron una leve sonrisa. 

“¿Viniste solo para traerme la tarea?” 

Mireia se sorprendió un poco. 

Octavio también entrecerró los ojos, mirando fijamente su rostro semi–sonriente. 

El viento cálido levantaba su falda, su pelo estaba recogido en un moño en la coronilla, fresco y limpio, con un rostro bonito y delicado, una piel suave como si hubiera sido bañada en leche, las manchas de luz que pasaban a través de las hojas calan sobre ella, moviéndose tranquilamente con el viento, tan silenciosa y ligera que parecía que en cualquier momento se iria volando. 

Octavio la observó en silencio mientras la sonrisa en el rostro de Alicia se hacía más evidente y el viento levantaba mechones de pelo en sus mejillas. 

¿Qué pasa? Si es asi, es así, si no, no. ¿Es tan dificil de responder?” 

“Estaba de paso.” 

Los ojos de Alicia aún sonreian, pero había un frio subyacente en ellos, estuvo en silencio durante mucho tiempo, mirando al hombre cuya expresión no thostraba cambio alguno y levantó una ceja. 

“Entonces, ¿cuál es el verdadero propósito de tu visita de hoy?” 

Octavio la miró un momento y se giro para abrir de nuevo la puerta del coche. 

Con un ruido sordo, la puerta se cerró 

Alicia, con su mochila llena de cuadernos y libros de texto, golpeó la puerta del coche y de paso, la mano de Octavio que justo estaba abriendola. Con un sonoro golpe que demostraba su peso, la mochila cayó al suelo y su contenido se esparció por todos lados. 

Mireia retrocedió sorprendida. 

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Recobrando el sentido, se apresuro a agarrar la mano golpeada de Octavio. 

“Tavito, estás bien?” 

El rostro de Alicia se tenso por un instante y al ver a Mirela actuar, su expresión se ensombreció aún más, se adelantó y apartó a Mireia de un tirón, levantando también su otra mano, 

Pero su muñeca fue agarrada en el aire. 

La presión era fuerte y Alicia funció el ceño al sentir un dolor que se extendia por todos sus nervios, haciéndole tensar hasta el cuero cabelludo. 

Miro hacia Octavio, su rostro se había vuelto pálido 

Octavio tenia una expresión dura, era la primera vez que veia aquel brillo intimidante en sus ojos, “¿Qué pretendes. hacer?” 

De repente, Alicia sintió como si algo punzara su corazón. 

Desde que conoció a Octavio, habia acumulado un montón de sentimientos desconocidos. 

Su alegria era por él, la distracción también y esa sensación de antes igualmente. 

No queria catalogar ese reciente sentimiento como tristeza o dolor. 

Alicia siempre había sido una niña mimada, la princesa de todos. 

Si ella estaba triste, ¿qué pasaba con el esfuerzo y cariño de su abuelo, de su padre y de todos los que la adoraban? 

Tantas s personas intentando complacerla y hacerla feliz. 

¿Qué había hecho Octavio para anular tan fácilmente el esfuerzo de los demás? 

“¿Intentas detenerme?” 

Movió su mano, sintiendo el dolor más claro, su rostro se volvió aún más pálido. 

“Sueltame.” 

Hablaba conteniendo la respiración. 

Octavio frunció el ceño y observando su rostro palidecer, finalmente soltó su mano 

Alicia se cubrió la muñeca y una capa de sudor frio apareció en su frente. 

Miró a Mireia, quien retrocedió un par de pasos, mirándola con cautela. 

“Mireia, si has olvidado lo que te dije el primer dia que entraste en la casa, permiteme recordártelo: Octavio es mi hombre, ahora y siempre. No te hagas la inocente, hasta los niños de ocho o nueve años saben lo que es el amor y el matrimonio, lo que significa ser la otra, una zorra. 

Ustedes vivian juntos antes, pero ahora soy yo, quien ha reservado su futuro. Así que mejor entiende tu lugar, ten algo de dignidad y no te acerques al hombre de otra. Te lo advierto, la próxima vez, te devolveré el golpe con Intereses.” Mireia la miraba incrédula. 

Alicia alzo la barbilla, declarando su dominio con arrogancia desenfrenada. 

Octavio la observó con la mirada baja, contemplando su delgada figura. Pocos dirían esas palabras, 

Solo una princesa malcriada como Alicia, sin vergüenza y desfachatada, podría ser tan descarada. 

**Quién dijo que soy tuyo? ¿Con qué derecho planeas mi vida?” 

Alicia se giró, mirándolo fijamente, sin su habitual sonrisa. 

“Octavio, estoy muy enojada, te sugiero que no me contradigas más y me imites 

Hablo con calma, con suficiente serenidad para hacer valer su posición como la pequeña princesa de su familia, con cada palabra impregnada de arrogancia 

Octavio sonrió con sarcasmo, “¿Y las consecuencias?” 

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Casi al mismo tiempo, Alicia extendió la mano que él había sujetado hacia él, “Me lastimaste hace un momento.” 

El bajo la mirada. 

Sus brazos delgados y su muñeca, pálida y sorprendentemente roja, eran llamativos. 

Movio ligeramente el entrecejo y su mano se levantó un poco antes de volver a meterla en el bolsillo.. 

Caprichosa. 

“Me has lastimado y me has hecho enojar, estoy muy infeliz. Te dare la oportunidad de alegrarme.” 

Octavio la miró indiferente, “¿Pegar a alguien te hace feliz?” 

Alicia parpadeo y retiró su brazo, “¿Así que ahora la estás defendiendo frente a mi?” 

“Tu bofetada no iba a resolverlo.” 

Mireia sintió que sus piemas flaqueaban y se apoyo en el coche que tenía al lado, 

Las palabras de Octavio sonaban desapegadas, sin la menor ondulación emocional, pero, ¿qué le pasaba a ella

¿Acaso ese golpe que no se materializó fue una prueba

Entonces, ¿él estaba negando que buscaba ayudarla

O talvez, ¿cuándo impidió asestar aquella cachetada, solo buscaba evitar que su relación se tensara aún más? 

Probablemente ella habia malinterpretado todo. 

En esa situación, cualquiera debería pensar que Octavio estaba tratando de proteger a Alicia, eso sería lo lógico. 

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