Esta Vez, ¡No Perderé!’
’ Capítulo 250

Capítulo 250 

Marcos soltó un “Oh“: “El mes pasado fui a Tailandia a cambiar de sexo, ahora soy la Srta. Marcos. Déjame entrar para hablar un momento con mi sobrina politica.” 

El mayordomo Gabriel, con el rostro impasible, miró seriamente. 

Marcos, algo avergonzado, dijo: “Solo quiero hablar un momento con tu señora.” 

Beatriz, mientras se secaba la cara, salió y al ver a Marcos, cuya fama de problemático la precedia, se puso en guardia de inmediato: “¿Qué quieres? Mayordomo Gabriel, ¿podria usted enfrentarlo si es necesario?” 

El mayordomo Gabriel respondió: “Tengo un cinturón negro en artes marciales, puedo manejar a la Srta. Marcos sin problema.” 

Marcos frunció el ceño: “Solo quería decir que el viejo realmente no va a durar mucho más. Si Javier no vuelve, Toni va a manipular a los familiares de la familia Mangone para que hagan sentir culpable a Javier. Todo en la casa será de Toni, y él repartirá algunas cosas entre los parientes que le ayuden. Sería mejor que se prepararan de antemano.” 

Beatriz entrecerró los ojos: “Eres el hermano de Toni, ¿por qué deberíamos creerte?” 

Marcos replicó: “Por el favor de informarles, espero que Javier me permita tener un lugar en su mesa, al menos de vez en cuando mostrar algo de gratitud.” 

El sabía bien que la mansión de la familia Mangone no significaba nada para Javier, quien no se la dejaria a ellos simplemente por venganza. 

Pero para Toni, esa era toda su fortuna, ya que no tenía acceso a la empresa y solo podía aspirar a esa herencia. 

Una vez que la obtuviera, definitivamente no compartiría nada con Marcos. 

Mejor estar bajo la protección de un sobrino capaz que pelear con un hermano incompetente. 

Beatriz miró al mayordomo Gabriel: “¿Dónde está el Sr. Mangone? ¿Puede volver hoy?” 

El mayordomo Gabriel vaciló: “El abuelo materno del señor está en las últimas por un cáncer de hígado, dejándole toda su herencia a Javier, su único nieto. Está en el extranjero arreglando el funeral y firmando algunos contratos.” 

El abuelo de Javier solo tenía una hija y a Javier como único nieto. 

Pero también había otros parientes lejanos que, durante años, habían codiciado esa herencia y seguramente cuestionarían la legitimidad de Javier como heredero. 

Ni siquiera el mayordomo Gabriel estaba seguro de cuándo podría volver. 

Marcos y Toni también sabían esto. 

Por eso Toni había elegido este momento. 

Marcos se encogió de hombros: “Incluso si regresa, Toni encontrará la manera de hacer sentir mal a Javier. ¿No ha estado últimamente un poco alterado?” 

Beatriz respondió: “Él está bien.” 

Se acordó del serio y distante anciano que había conocido hace unos meses. 

En ese momento, no tenía idea de lo rápido que llegaría su final. 

Javier enfrentaba más de lo que Beatriz había in 

En ese entorno, donde todo parecía ser un intercambio de intereses, lo poco que podía llamarse afecto era 

escaso. 

Recordó la primera vez que vio a Javier, que la recibió con una sonrisa cálida y sin sombras, como si siempre hubiera tenido un camino despejado frente a él. 

Marcos, sin embargo, no lo creia: “Todo el mundo sabe que él tiene problemas emocionales.” 

Beatriz sonrió: “Soy su esposa, lo conozco mejor que nadie. Él está perfectamente bien, su estado de ánimo es cien veces más estable que el tuyo, no tiene ningún problema.” 

Marcos, viendo la convicción de Beatriz, comenzó a dudar de su propia memoria. 

¿Se había equivocado? 

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