Despidiéndose de mi amor
Capítulo 175

Capítulo 0175

En ese momento, los estudiantes estaban a punto de salir de clases.

David iba a interceptar al pequeño delincuente.

Cuando el coche

llegó a la guardería, sus ojos no se apartaron de la entrada ni por un solo momento. Finalmente, vio salir al pequeño.

Dado que había muchos padres en la entrada de la guardería, no era conveniente que los guardaespaldas lo atraparan, así que David decidió mejor ir personalmente.

Permanezcan vigilantes alrededor, no dejen que escape-ordenó David, consciente de que ese niño era un poco astuto.

Mientras tanto, Oscar aún esperaba muy ansioso el coche que lo llevaría de regreso. De repente, sintió algo extraño y miró a su alrededor. Los oscuros y penetrantes ojos de David reflejaban su rostro frío y aterrador.

Oscar: ¿Para qué diablos vino este tipo aquí?

Sin mucho tiempo para pensar, se apresuró rápidamente a mezclarse entre los niños y corrió hacia afuera.

Ramón le preguntó con gran sorpresa:

-Oscar, ¿qué estás haciendo?

Oscar, muy alerta, le respondió a Ramón:

-Parece que la persona que vino a recogerte hoy ha cambiado. Deberías irte rápido.

Ramón estaba bastante confundido. Siguiendo la mirada de Oscar, vio de inmediato a David.

-Señor Nápoles, él es amigo de mi tío. En realidad, no esperaba que viniera a recogerme hoy. Me adelanto, adiós.

David vio a Oscar escondiéndose entre los niños y estaba a punto de ir tras él cuando de repente alguien le agarró suavemente del muslo.

-Señor Nápoles.

David miró hacia abajo y vio los brillantes ojos ansiosos de Ramón. Era el nieto mayor de la familia Ferrer, el valioso tesoro de la familia.

-Ramón, ¿qué sucede?

Ramón estaba un poco confundido al verlo:

-¿No viniste a recogerme?

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David estaba lleno de dudas. ¿Para qué vendría él a recoger a ese niñito? ¿No era suficiente que la familia Ferrer lo tratara como un principito? ¿Tenía que hacerlo también los de la familia Nápoles?

David en verdad, nunca había sido fanático de los niños, así que apartó suavemente al niño.

Te has equivocado, vengo por otra cosa.

Ramón se sintió inevitablemente algo decepcionado. Pero Oscar acaba de decir... ¿Eh? ¿Cómo sabía Oscar que él venía a recogerlo? ¿Acaso Oscar precisamente también conocía al señor Nápoles?

Ramón tenia muchas dudas al respecto, pero pronto las dejó de lado. Lo que más admiraba era a su tío Julio, y también le gustaban las personas que lo rodeaban.

Señor Nápoles, entonces ¿a quién estás buscando?

Ramón sabía que ese señor Nápoles, al igual que Julio, no tenía hijos. Mamá decía que ambos tenían graves problemas para tener hijos. Qué lamentable.

-Busco a un pequeño bribón-respondió David mirando muy ansioso a su alrededor. El definitivamente tenía que encontrar a ese bribón, despojarlo de sus pantalones y darle una buena paliza en ese trasero.

Tan pronto como lo escuchó, Ramón dejó de pensar en ese momento en Oscar. Ante sus ojos, Oscar era muy bueno en los estudios, no era en lo absoluto un bribón.

-Está bien, ve a esperar a que los padres lleguen, yo seguiré con lo mío.

David definitivamente no quería perder más tiempo. Pronto, vio a su objetivo, escondido en un rincón. David se acercó con rapidez y levantó al niño.

-¡Pequeño bribón, finalmente te encontré!

Cuando David levantó al niño y lo giró

para mirar, se encontró preciso con un rostro desconocido. El niño frente afél arel solo se parecía al pequeño bribón por la ropa que llevaba, pero su apariencia era completamente diferente. The content is on

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El pequeño evidentemente estaba muy asustado por David, y sus ojos se llenaron por completo de lágrimas al instante.

-Ayuda... tío malo...

El llanto del niño resonó como un

fuerte altavoz, atrayendo

rápidamente miradas extrañas del

todos los presentes. Si no fuera

En

porque David parecía un hombre

respetable y atractivo, seguramente

lo habrían confundido con un

verdadero secuestrador.

David, incómodo y sin haber comprendido aún la situación, m sostenía la miño cuando un hombre lo arrebató de inmediato de sus brazos.

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-¿Estás loco? ¿Por qué cargas a mi hijo? ¡Voy a llamar a la policía!

La expresión de David se volvió rígida al instante.

-Lo siento mucho, me equivoqué de niño.

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